Rescate

Nuestras historias: “Hay que ponerse en el lugar del dolor ajeno y asimilarlo para ayudar"

10/12/2020

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"Uno está tratando con personas y tiene que asumir el dolor de ellos para poder ayudarlos, ellos no vienen a pasear o a dar una vuelta, vienen porque tienen problemas de salud y obviamente eso afecta a toda la familia", dice Luis.

​​Durante el tiempo más duro de la pandemia, Luis Neira, guardia de seguridad de nuestro Hospital Clínico, fue el último en estar con las personas fallecidas por COVID. “Cuando recién empezó el tema COVID, me tocó entregar una abuelita a sus familiares y fue una pena porque ellos no podían verla. Pensaba, 'nadie se pudo despedir y yo estoy aquí con ella para entregarla a los servicios funerarios'. Me afectó mucho porque uno es humano y también tiene familia", relata.  

Este hecho marcó mucho a Luis, quien se dio a la tarea de conversar con los familiares de los fallecidos por COVID que le ha tocado acompañar durante este tiempo. “Poder hablar con ellos, poder explicarles sobre los protocolos y lo que pueden o no hacer, es muy gratificante y también porque uno representa la imagen de la institución".

De estos gestos está plagada la historia de 15 años de Luis en nuestra Red de Salud, donde llegó como suboficial de Ejército en retiro. “Siempre he sido encargado de turno, del 4to turno, de día y de noche. Pero he pasado por muchos puestos, he tamizado, he estado en control de acceso, en urgencia, por la periferia, y he pasado por todos los puestos. Mi trabajo me fascina porque todo lo que he aprendido son cosas nuevas, la atención de primeros auxilios, los EPP, los cursos que he realizado, todo lo agradezco", dice.  

“Uno está tratando con personas y tiene que asumir el dolor de ellos para poder ayudarlos, ellos no vienen a pasear o a dar una vuelta, vienen porque tienen problemas de salud y obviamente eso afecta a toda la familia. Entonces, hay que saber tratar a las personas y estar en el lugar de ellos, ya sea cuando fallece un niño, una guagua, un adulto. Hay que ponerse en el lugar de sentir el dolor ajeno y asimilarlo para poder ayudar", comenta. 

También le han tocado momentos difíciles, como el incendio en Anatomía Patológica y el estallido social, pero en general dice, el trabajo es más bien tranquilo.

“El otro día llegó una persona que no tenía visita porque su familiar tenía COVID y le traía utensilios personales, entonces yo tomé sus cositas y se las pasé a la enfermera para que se la fuera a dejar su paciente. Otra vez un abuelito venía solo a rayos y estaba desorientado, y yo le dije “abuelito, ¿cómo viene solo?", y él me contestó “es que no me gusta molestar a mis hijos ni a mis nietos", y ahí yo lo llevé en la silla de ruedas y lo acompañé. Ese tipo de cosas que uno puede hacer, que son tan simples de ayudar al otra dan mucha satisfacción", concluye. ​

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