Rescate

Dr. Armando Maldonado, especialista en Medicina Paliativa y subdirector del Hospital Clínico y Clínica UC: “el día que deje de sentir pena porque falleció mi paciente, ese día ya no sirvo para trabajar en paliativos”

10/11/2021

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“Me preguntan por qué me dediqué a esto sabiendo que la gente se va a morir y sí, es verdad. Pero la muerte es algo que tiene que pasar sí o sí en la vida y yo creo que es la oportunidad que tenemos de ayudar a las personas que lo están pasando mal por su enfermedad y que, con nuestro conocimiento, con nuestro trabajo, con un trato digno, podemos hacerlos sentir acompañados”.

El doctor Armando Maldonado siempre ha tenido ese ímpetu de ayudar a las personas desde un ámbito espiritual y humano. Lo hizo desde niño en el Colegio Salesiano de La Cisterna, donde cursó sus estudios básicos y medios, en los voluntariados que emprendió a lugares perdidos de Chile, cuando ingresó a la Universidad con sus compañeros y hoy con sus pacientes, a quienes acompaña y ayuda en el momento más complejo de su vida, el camino hacia la muerte.

El doctor Maldonado es una persona especial, podría haber sido sacerdote, pero en una actividad misionera, conoció a una mujer que compartía sus intereses, y con quien forma una hermosa familia.

¿Qué es lo que más le gusta de la relación con los pacientes?

El tema lo he reflexionado harto, sobre todo porque Me preguntan por qué me dediqué a esto sabiendo que la gente se va a morir y sí, es verdad. Pero la muerte es algo que tiene que pasar sí o sí en la vida y yo creo que es la oportunidad que tenemos de ayudar a las personas que lo están pasando mal por su enfermedad y que, por nuestro conocimiento, con nuestro trabajo, con un trato digno, podemos hacerlos sentir acompañados. Los pacientes necesitan manejar síntomas desde el inicio de su enfermedad y a algunos los acompañamos varios años. Es difícil porque efectivamente mis pacientes se van a morir y de hecho se muere uno de cada cuatro pacientes que veo en el Hospital y probablemente los otros tres van a fallecer después en su casa.

¿Qué importancia tiene el equipo en la medicina paliativa?

Una cosa que siempre he dicho, yo no podría trabajar en paliativos si estoy solo, sin el apoyo de las psicólogas, de la enfermera, del kinesiólogo, de nuestro equipo de domicilio, de ambulatorio de mis compañeros internistas, paliativistas. Entonces, creo que es la oportunidad que tenemos con nuestro trabajo, de ayudar a las personas que lo están pasando mal por culpa de su enfermedad.

¿Cuáles son las pequeñas cosas que usted valora de esta relación que tiene con los pacientes?

Aparte de ver lo que pasa en el hospital, hago consulta de medicina general, pero me llegan pacientes de paliativos y de repente de fuera de Santiago. Y es como a la distancia, sin haberlos visto nunca físicamente solo a través de la pantalla, igual poder ayudarlos y que no se sientan solos, que no se sientan abandonados. Darles esa esperanza de saber que no van a hacer solos en este proceso, sabiendo que no los vamos a curar de su enfermedad.

Yo creo que hay otra satisfacción que vivimos como equipo es cuando finalmente fallece el paciente, que se hayan cumplido los objetivos que nos habíamos trazado, que haya sido sin dolor, que ha haya sido con tranquilidad, acompañado por su familia, que haya logrado irse a su casa o si fallece el hospital, que haya podido fallecer acompañado. Eso es algo que nos permite sobrellevar la pena, lo que es propio y natural de la relación de empatía que generamos con los pacientes. Yo le digo a mis alumnos, que el día que deje de sentir pena porque falleció mi paciente, ese día ya no sirvo para trabajar en paliativos. Lo importante es cómo canalizamos esa pena, esa tristeza, para ayudar a otro paciente que sabemos que va a estar en una condición similar.

¿Cuál ha sido la situación más dura de su carrera?

Bueno, ha tenido varios. Probablemente cuando he tratado a personas que conozco y que ya no es solo el rol del médico, sino también hay un tema de amistad, de cariño. Me ha tocado ver amigos, los papás o la mamá de algunos amigos, profesores. Sobre todo, cuando hay un vínculo que viene de antes es duro, es difícil. Esos han sido unos de los momentos duros de mi vida profesional.

¿Cuál ha sido su momento más complejo durante la pandemia?

Durante la pandemia, uno de los objetivos principales de nuestro trabajo que es que el paciente fallezca acompañado no se pudo cumplir y me tocó ver cómo morían solos. Pero como equipo, hemos hecho todo lo posible para que pudiera haber una despedida por videollamada o, por último, que pudiera venir un familiar. Eso fue algo muy duro, ver que lamentablemente la gente fallecía sola, pero que igual pudimos dentro de lo posible, darles la posibilidad de estar acompañados de una manera distinta.

¿Qué le inspira a ser mejor persona y a superarse todos los días?

Siempre he pensado que el motor más importante de todo lo que yo hago es mi familia. Tengo tres hijos y mi señora Loreto, con quien hemos compartido ya 14 años de matrimonio. Ellos son la razón por la cual yo me levanto todos los días para hacer todas las cosas que hago.

¿Qué actividades le gusta hacer en familia?

En general yo juego harto con los niños, pero soy un poco nerd, jajaja. Me gusta el anime, los cómics, los superhéroes. Entonces, sobre todo con mi hijo, gozamos mucho viendo todas las películas de superhéroes. Me gusta mucho ir al cine y armar legos.

¿Y también les gusta viajar?

Si, por supuesto. Eso sí es algo que he extrañado. Cuando niño no tuve muchas opciones de viajar porque mi familia era bastante sencilla. De hecho, la primera vez que viajé fuera de Chile en avión fue de grande, en la universidad, cuando me invitaron a un Congreso de matemáticas a Argentina. Ahora gracias a Dios, hemos podido viajar harto. Tenemos una amiga que vive en Estados Unidos, así que antes de la pandemia viajábamos una vez al año. Ahora que ya se está abriendo un poco más, estamos planificando un nuevo viaje. Me gusta conocer lugares nuevos. Un viaje maravilloso que hicimos hace ya hace siete años fue a Italia, cuando hice una pasantía de un mes con un equipo de paliativos. Entonces ahí fue la primera vez que yo viajé a Europa. Pudimos recorrer harto. Fuimos a Roma, París, Madrid y recorrimos Italia un poquito. Después hemos podido viajar a Estados Unidos, a Miami, a Disney, donde los niños siempre quieren volver. También hemos conocido muchos lugares de Chile dentro de lo que se pudo, pero finalmente llegó la pandemia.

Ha asumido importantes roles en momentos complejos, ¿cómo ha logrado compatibilizar todo este trabajo?

El primer año de la pandemia yo estaba como Jefe del Servicio Médico Quirúrgico y además haciendo mis actividades de paliativos. Entonces el doctor Ricardo Rabagliati dejó la dirección del Hospital y el doctor José Ignacio Rodríguez y me invitó a ser subdirector. Llevo recién 10 meses en el cargo. Asumí en enero de este año y al hacerlo tuve que limitar, no eliminar, mi actividad clínica, que fue una decisión difícil, pero era un desafío bonito, intenso, en el que he aprendido mucho. El objetivo principal es ayudar a que los clínicos, todo el personal del hospital, pueda hacer su trabajo bien.

¿Tiene algún desafío laboral pendiente?

Tengo claro que el rol de gestión es temporal y va a haber un momento en el cual yo voy a querer volver a mi grupo, a mi equipo, a hacer más actividad clínica y docencia de cátedra, poder seguir promoviendo los cuidados paliativos no solo a nivel de experiencia. Y en ese sentido, aumentamos la actividad de docencia de pregrado paliativo, y con nuestra beca de paliativos pudimos extenderla a postgrado.

Me encantaría que todas las universidades en Chile tuvieran cuidados paliativos de formación en el pregrado. Solo el 50% de las facultades de medicina en Chile tienen al menos una hora de cuidados paliativos. Nosotros tenemos 50 horas en total en la Escuela de Medicina. Sobre todo, ahora que tenemos una tremenda oportunidad con la Ley de Cuidados Paliativos Universales. Además, me encantaría formarme en gestión y eventualmente hacer el Magister de Gestión en Salud, ojalá el próximo año poder adquirir otras competencias que me ayuden también en este rol que estoy hoy.

¿Cuáles han sido sus metas cumplidas?

Yo participo en el Comité de CONACEM de Medicina Paliativa que validó finalmente la subespecialidad. Entonces tengo título de subespecialista en medicina paliativa desde septiembre del año pasado y el comité ya ha acreditado a cerca de 40 médicos. Logramos que la Comisión Nacional de Acreditación de Especialidades Médicas validara finalmente la medicina paliativa como subespecialidad. Hoy los ocho médicos que somos parte del equipo paliativo estamos certificados. Ahora con la Comisión estamos haciendo las pruebas a los médicos que quieren acreditarse como subespecialista en paliativos

¿Si pudiera darle un mensaje a la Comunidad UC CHRISTUS, cuál sería?

Para mí la Red es parte de mi familia. Yo entré a estudiar medicina a la Católica el año 2000, hice mi especialidad, me quedé trabajando acá y ahora estoy de Subdirector del Hospital. Mi mensaje es, en el rol que tengo, decir que estoy disponible y estoy aquí para poder ayudarlos a que ustedes puedan hacer su trabajo en las mejores condiciones posibles. Apoyarlos para que puedan ejercer su trabajo y ponerlo en práctica de la mejor manera posible, con todo el cariño, toda la compasión, toda la entrega que hacen por los pacientes y su familia. Porque eso es lo importante, pues todos estamos trabajando por el mismo objetivo; los pacientes y su familia.

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