Rescate

“Es tiempo de valorar a la familia, los afectos y a uno mismo”

20/04/2021

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El Dr. Pablo Aguilera, vivió en carne propia el COVID y la fragilidad de sentirse vulnerable ante esta enfermedad. Este médico nacido en Concepción y fanático del rugby es un enamorado de la Medicina de Urgencia, que vive con pasión y entrega profunda hacia sus pacientes y sus alumnos.

​El doctor Pablo Aguilera respira medicina de urgencia. Por los poros de este médico penquista y segundo de cuatro hermanos, transpira adrenalina. Y pese a que el tiempo que le deja su jefatura del Servicio de Urgencia de la Red de Salud​ y sus labores académicas como Jefe del Programa de Formación en Medicina de Urgencia UC, es poco, prefiere pasarlo con su familia, con su esposa y sus tres hijos, una adolescente y otros dos más pequeños.

Es un orgulloso Georgian de la generación 98', colegio donde egresó para estudiar medicina en la Universidad de Los Andes. Luego realizó su beca de postítulo en Urgencia en la Universidad Católica y su formación en el extranjero en la UCLA, Los Ángeles, California.

En abril del año pasado, y en pleno inicio de la pandemia, el Dr. Aguilera fue uno de los primeros médicos en sufrir de esta enfermedad.

¿Qué pasa por la cabeza de un médico coronavirus positivo?

Se sabe que en la gran mayoría de la población esto puede ser solo un resfrío, que va a andar bien. Pero en el minuto en que uno lo tiene diagnosticado, sí se pasa por la cabeza el pensamiento de qué pasa si yo soy del porcentaje pacientes que anda mal. La familia se afecta mucho, porque está en la mente de todos que el coronavirus está matando a un montón de personas. 

¿Le ha cambiado el COVID 19?

Sí. En el minuto de la enfermedad, el solo  hecho de pensar que uno puede empeorar, perder a la familia y su proyecto de vida, es muy fuerte. En el día a día uno no se detiene a pensar en lo frágil que podemos ser y el virus se ha encargado de recordárnoslo de manera recurrente. Es tiempo de valorar a la familia, los afectos y a uno mismo. Y es duro también ver que el equipo se contagia, que las personas están con miedo. No poder acompañarlos, es difícil. Lo que estamos viviendo es histórico no solo a nivel de salud pública, sino también social. Por primera vez, todos estamos obligados a pensar en el otro.

¿Cuál es su mayor motivación?

Mi familia para todos mis logros y mis mayores aprendizajes, ellos me motivan día a día a ser mejor persona y profesional. En lo laboral, el desafío constante y que me ha motivado desde el momento que elegí esta especialidad (en ese minuto nueva en Chile), fue el poder mejorar la calidad y humanidad de la atención de los pacientes en las urgencias del país. Tener profesionales preparados para poder atender a las personas de la mejor manera posible en “el peor minuto de sus vidas" y estar ahí, abiertos, 24/7 los 365 días de año,  es algo de lo que nuestro gremio médico se tenía que hacer cargo. Desde entonces he tenido la suerte de ser parte de un gran equipo de médicos jóvenes, movidos por la misma vocación de servicio, con pasión, compromiso y una mirada educativa para la formación de profesionales íntegros en lo profesional y humano para todo el país.

¿A qué lugar especial o favorito volvería sí o sí?

Volvería a vivir por un periodo en Estados Unidos, siento que fue un poco corto para los proyectos planeados. Recorrería el sur de Chile en un “road trip" en especial hacia la Región de Los Lagos y sus alrededores, que fue el lugar donde pasé la mayoría de mis vacaciones en mi infancia.

¿Cuál ha sido la experiencia profesional más trascendental que recuerda?

Asumir la Jefatura del Servicio de Urgencia, la Red de Urgencia y del programa de formación de Urgenciólogos de manera paralela y en un momento complejo para la Red de Salud y para el programa de formación.  Otra cosa que me tocó hacer frente, que me marcó, fue que al terminar la beca, me tocó ser el primer postbecado UC en la Urgencia del Sótero del Río. Era recién egresado, pero tuve la responsabilidad de “hacer patria" para que nuestros residentes y alumnos pudieran estar en mi turno. Me acuerdo que era súper frecuente tener que explicar a mis colegas y personal de salud de qué se trataba la especialidad. Costó bastante, fueron años complicados, desafiantes y entretenidos de los que me llevo los mejores recuerdos. Hoy 12 años después, el Sótero se ha consolidado como campus de urgencia y actualmente hay aproximadamente 20 urgenciólogos de planta. También he tenido la experiencia y la suerte de haber sido invitado como conferencista, a varios países, lo que de alguna manera u otra ha abierto las puertas para que “nuestra medicina de Urgencia" sea conocida y adquiera un protagonismo regional, pero por sobre todo conocer colegas de todo el mundo con los que compartimos la misma pasión.

¿Algún desafío laboral pendiente?

Terminar mi MBA UC (sí, estoy loco) y completar mi estadía en Estados Unidos, si Dios quiere, que se vio interrumpida por la necesidad de volver Chile. Quizás aportar desde las políticas públicas en el desarrollo de la especialidad a nivel más macro.

¿Tiene algún pasatiempo?

Con mis niños siempre he sido cercano, de jugar, de mucha piel. Por eso mi mejor pasatiempo es estar con mi familia, ir al cine (cuando se podía). Debería volver a hacer deporte…. Me gusta ver películas de acción, pero queda poco tiempo.

¿Tiene algún placer culpable?

Viajar y conocer lugares nuevos, los postres y  dormir siesta cuando sea posible. 

¿Cómo se ve en diez años más?

Desde lo laboral, ojalá dentro de la UC, generando mayor conocimiento e innovación, aprovechar el MBA para poder aportar desde la vereda en donde me encuentre sin perder nunca la actividad clínica y docente con los residentes y alumnos en la urgencia.

¿Cuál es su mayor triunfo?

Haber sido parte de la historia inicial de la especialidad en la Universidad Católica y también del desarrollo de la Urgencia en nuestro país.

¿Algún sueño que le quede por realizar?

Ver establecida y consolidada esta disciplina y modelo de atención a nivel nacional. Además, creo que la historia de cómo se desarrollo esta especialidad en el país no se puede perder, es entretenida, es una “especialidad que está de moda" y además hay varios de sus protagonistas que aún se encuentran vivos, por lo que en algún minuto la deberíamos escribir.​


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