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Derribando mitos sobre la inclusión de la Neurodiversidad en la educación de niños y niñas

21/02/2022

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Ahora que estamos a pocos días de la vuelta a clases de los menores, es importante comprender que incluir a un niño o niña en el sistema escolar sin desarrollo neurotípico, significa generar estrategias efectivas que le permitan participar del proceso de enseñanza- aprendizaje formal, no sólo desde el acceso, sino que también desde la calidad en que desarrollamos estrategias que faciliten el proceso.

La inclusión ha sido una preocupación patente para las instituciones educativas, sobre todo en la última década. El conocimiento, la visibilización y concientización acerca de la experiencia educativa de alumnos de minorías sociales o que simplemente son diferentes ha sido mucho mayor en períodos recientes.

La neurodiversidad se refiere a la promoción de la idea de que la diversidad en las características humanas aparece como resultado de variaciones normales en el campo neurológico. Un concepto, que busca diferenciarse del de discapacidad, abarca a personas con trastornos del espectro autista, déficit de atención e hiperactividad, dislexia, entre otros.

“Ser neurodiverso o neurodiveregente puede ayudar a formar la identidad y la manera en que las personas se perciben a sí mismas y su valor en la sociedad. Las personas neurodiversas experimentan, interactúan e interpretan el mundo de formas únicas. Eso puede también conducir a nuevas ideas y maneras creativas de resolver problemas, lo cual beneficia a todos”, afirma Claudia Figueroa, fonoaudióloga del Programa Trastorno de Espectro Autista (TEA) del Centro Médico San Joaquín.

Es común en este tema escuchar algunas afirmaciones que no son más que mitos, que se interponen a un proceso inclusivo real. Entre ellos, cabe señalar:

1. Valorar la neurodiversidad desde el concepto más genuino. Todos poseemos particularidades y habilidades que nos distinguen y que pueden nutrir a nuestro entorno. Los niños y niñas que no poseen un desarrollo neurotípico poseen, como todos, cualidades y habilidades que los identifican y que pueden ser un canal de aprendizaje, así como también de enseñanza para sus pares.

2. En el desarrollo del curriculum escolar, uno de los primeros desafíos de los menores y su proceso de inclusión es incorporarse a las rutinas establecidas en el aula, niños sin desarrollo típico pueden desafiar a desplegar estrategias diversas para aprender estas rutinas y adaptarse a ellas, como el uso de tableros de anticipación y agenda de programación, “pero ello no perjudica el aprendizaje de otros niños en el aula, por el contrario, permite acompañar a todos los niños en qué se hará durante su jornada y en qué momento esto sucederá. Ello no sólo mejora la comprensión, sino que también la planificación de todos y es un facilitador del aprendizaje y adaptación”, agregar la especialista.

3. Otro de los mito, es el logro de la lecto escritura, que se cree que siempre será un “problema” sólo para la población con un desarrollo no típico. Sin embargo, nuestro país tiene, transversalmente, cifras que muestran que este hito del aprendizaje es una adquisición tardía en la población infantil y con grandes dificultades en el proceso de comprensión del mismo. Ello, por tanto, nos impone como sociedad un desafío, que a mi parecer, es implementar estrategias facilitadoras para este proceso en el aula que favorezcan a todos.

4. Se cree que los niños no neurotípicos siempre serán disruptivos o incluso agresivos con sus pares. Ello, no es una característica propia a las dificultades o diferencias en su desarrollo. Se debe aclarar que una desregulación conductual puede estar más bien respondiendo a características del manejo del entorno, en la mayoría de los casos por sobre a una particularidad del cuadro clínico. Como todos los niños, existen características psicoafectivas que los diferencian y que, para adaptarse, en caso de que sean complejas de manejar, se debe recurrir a los médicos y equipo terapéutico para generar las estrategias de regulación de las mismas que correspondan.

5. Los niños neutotípicos y no neurotípicos, son diversos, pero en todos hay un elemento común y es que el aprendizaje tiene un fundamento promotor que es la afectividad. Para esto la relación entre pares, puede ser estimulada, a través de tareas con roles acordados a las capacidades y potencialidades individuales. También, es posible generar equipos de trabajo ante tareas desafiantes en que se mezclen desarrollos en los niños, para fomentar como medida inicial la imitación, que mantenida en el tiempo puede posibilitarse como estrategias de aprendizaje más efectivas (niños que “saben más” les enseñan a otros que “saben menos”). Fomentar juegos en grupos. Asimismo, promover relaciones de cooperación entre los menores del aula son centrales para conocerse y establecer lazos afectivos positivos entre los niños.

Por último, “es fundamental comprender que todos los niños, necesitan aprender y formarse en un ambiente que muestre amor y respeto por ellos.  Valorar siempre las capacidades, por sobre las dificultades, tanto públicamente (en el contexto aula) como privadamente, es fundamental. Todos somos y poseemos habilidades diversas, que pueden ser tremendamente útiles al servicio de otro o del aprendizaje”, enfatiza Claudia Figueroa, fonoaudióloga del Programa Trastorno de Espectro Autista (TEA) del Centro Médico San Joaquín.

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