Tiene 39 años, su familia la integran su madre, con la cual vive hace un par de años; su padre, que vive muy cerca de ella, y sus dos hermanas que le han regalado a sus hermosos sobrinos que ama, además de su pareja con la cual mantiene una relación hace 8 años. Nos cuenta que su familia es y será siempre lo más importante para ella.

Es Enfermera-Matrona de la Pontificia Universidad Católica y además recientemente se tituló en Traducción e Interpretación de enlace en inglés-francés, porque desde muy pequeña le gustaron los idiomas. También, señala que lo actualmente aprendido le permite adquirir nuevos conocimientos en Enfermería independiente del idioma y, por otro lado, le ayuda a disminuir las barreras idiomáticas de los pacientes extranjeros que llegan a la Clínica. “Agradezco el apoyo de mi jefa Pamela Flores que me ayudó a coordinar los turnos para ir a estudiar (fueron largos 4 años) ya todos mis compañeros que me ayudaron con los cambios de turno. Sin ellos no lo hubiera logrado”, agrega.

Trabaja hace 14 años en la institución e ingresó a la Clínica luego de que una compañera de universidad que trabajó en Médico Quirúrgico (MQ) le comentó que necesitaron enfermeras. “No había querido buscar trabajo aún, porque estaba tomándome unas pequeñas vacaciones. Fui a dejar mi CV, pensando que quizás me llamarían en algunos meses más, pero me entrevistaron el mismo día y dos días después ya estaba trabajando”. Siempre se ha desempeñado como enfermera en la Urgencia, servicio que le encanta. Lo que más destaca es su dinamismo, la posibilidad de contribuir a aliviar el dolor del paciente en poco tiempo y el gran equipo humano con el que trabaja.

Dentro de la institución ha tenido la oportunidad de trabajar en diversas áreas como enfermera clínica, enfermera residente, enfermera de montaña (Valle Nevado), incluso en la instauración del triage en la Clínica y, actualmente, está en el cargo de Enfermera Gestora Experiencia de Pacientes.

Con el objetivo de ofrecer al paciente la mejor atención posible, Andrea nos cuenta que el valor que ella le da a su trabajo no solo es entregar lo que sabe, lo que aprende, sino que también transmite parte de su esencia. “Si bien hay momentos buenos y malos, como en todo, creo que el hecho de poder tener la oportunidad de estar presente en los momentos más frágiles de una persona, en el dolor, me hace muy responsable de proporcionar cada día un cuidado humanizado y de calidad, lo que a la vez me hace sentir muy afortunada por poder aportar en algo tan íntimo del ser humano”, finaliza.