Idalid Rojas es colombiana y tiene 33 años, vive en Chile desde 2011. Llegó a Santiago con un grupo de amigos para perfeccionarse en su carrera de enfermería, y sin pensarlo se matriculó en el posgrado de Cuidado de Pacientes Crítico de la PUC, porque una profesora de su tesis en Colombia se lo había recomendado. “Me di cuenta de la profundidad de la formación aquí, la calidad de los cuidados que se le entregan a las personas, además de la tecnología que ocupan en las áreas del intensivo, eso me llamó la atención para quedarme y desarrollarme profesionalmente”.

Luego de titularse, en la Escuela de Enfermería donde estudió, se enteró de que buscaban a alguien de su perfil en UC CHRISTUS, sin pensarlo postuló, y por su experiencia laboral, carisma y por su gran pasión por servir a quienes lo necesitan quedó; características que más la destacan. Hoy, lleva casi 13 años trabajando en la Unidad de Pacientes Críticos del Hospital Clínico, una de las oportunidades más importante en el recorrido de su profesión.

“Trabajar en Chile fue desafiante al principio, primero el lenguaje que es muy distinto al de mi país, pero luego me fui acostumbrando, además siempre he tenido una muy buena acogida, asimismo, se me han dado muchas oportunidades para seguir creciendo, continuar avanzando en el desarrollo de mi carrera. Eso, para mí fue muy bueno y lo agradezco mucho. Llegué con poca formación y la UC me ha dado toda la experiencia que andaba buscando”, enfatiza Idalid.

Pandemia, una gran escuela

Cuando empezó a estudiar enfermería ella no tenía muy claro de qué se trataba la carrera, fue su papá el que la guió a estudiarla y “ha sido una de las mejores decisiones que otra persona tomó por mí, porque mi papá fue el que me llevó a hacerlo, y lo agradezco mucho, porque siento que talvez uno de los momentos que más disfruto en mi vida es cuando veo que nuestros pacientes se van de alta. En mi área llegan muy mal, graves, y junto a mi equipo nos convertimos en el soporte para los pacientes y en el intermediario entre familia y paciente”

Para Idalid, la pandemia fue una época que le afectó mucho, sobre todo cuando ella tuvo que vivir los estragos de ésta a fines del 2020, ya que su mamá enfermó y falleció de COVID-19. “Fue un momento muy duro el que viví, estar lejos de mi madre y no poder acompañarla en sus últimos días, eso me hizo empatizar y entender a las personas graves que atendí y lo que pueden estar sintiendo las familias”. Luego de ese evento triste, ella se convirtió en la tutora de su hermana menor, un suceso muy importante, puesto que, al venirse joven a Chile, hace muchos años que había dejado de ver a su hermana y, hoy, tienen la posibilidad de conocerse más y hacer familia.

Servir, como un anhelo fundamental en su vida

“Yo sirvo en la iglesia cristiana evangélica, ahí trabajo en el área de misiones. He hecho viajes a otros lugares, en donde he apoyado en operativos sociales y de salud. Mi mayor anhelo es vivir en África y ayudar en ese lugar. Antes de que empezara la pandemia, empecé un proyecto para levantar un centro de salud allá, pero se han generado muchos cambios, sin embargo, el sueño sigue permanente, esperando en algún momento poder hacerlo”.

Hoy, Idalid sigue especializándose en enfermería, actualmente está realizando un posgrado de salud pública para permitirle tener una visión más específica del trabajo que se realiza en África. En cuanto pueda, espera poder irse para allá con su hermana y pololo chileno, que para ellos también es parte de su sueño.

“Cuando yo ya no esté en este mundo, me gustaría que la gente hable de mí como una persona que servía a la gente, por sobre todo, porque mi principal motivación es cristo y él fue ejemplo de servicio, por lo que a mí me gustaría aprender a servir a la gente de igual manera que él”, finaliza.