La formación embriológica temprana de las estructuras bucales permite que el niño(a) ejercite la succión y la deglución mucho antes de nacer. Por lo tanto, el niño(a) prematuro también es capaz de succionar, aunque no con la organización, fuerza y avidez que lo hace el niño(a) de término.

Después del parto, se intensifican en el niño(a) los reflejos de búsqueda del pezón y de succión, y en la madre se desencadena por acción de la oxitocina, la expulsión de la placenta, contracción de las paredes uterinas, protrusión (sobresale) del pezón y el cono areolar para facilitar el acoplamiento de la boca del niño(a) en la primera mamada.

El niño(a) de término tiene destrezas neuro-sensoriales y motoras suficientes para reconocer el olor de su madre, pues el pezón secreta una sustancia odorífera que estaba en el líquido amniótico y que el niño(a) reconoce; visualizar la areola y se acopla para succionar vigorosa y armónicamente.

¿Cómo lograr un acople correcto?

1. Madre y niño(a), independiente de la postura que se adopte, deberán estar cómodos y muy juntos.
2. El niño(a) con el cuerpo alineado a su madre.
3. El niño(a) va al pecho, NO el pecho al niño Tomar al niño/a con la palma apoyada en la nuca. Antes de abrir la boca doblar o girar el cuello, el pezón debe estar frente a la nariz.
4. Estimular al niño(a) que abra la boca con la punta del pezón, moviéndolo de nariz a boca.
5. Cuando abra la boca, acercar al niño(a) suavemente al pecho.
6. Los labios del niño(a) deben quedar evertidos (dados vuelta) como una boca de pez.
7. El mentón puede quedar pegado al pecho y la nariz tocando el pecho o liberada.
8. La areola se debe ver lo menos posible, sobre todo por el lado del mentón del niño(a).

No se recomienda presionar el pecho con los dedos en forma de” pinza” ya que con esta maniobra se estira el pezón y se impide al niño(a) acercarse lo suficiente para mantener el pecho dentro de su boca.