La leche materna es un fluido vivo y cambiante que se adapta a los requerimientos nutricionales e inmunológicos del niño(a), y para que se mantengan niveles elevados de la hormona prolactina y se produzca leche, se recomienda amamantar a libre demanda con un óptimo acople, que facilite el vaciamiento efectivo de la mama.

Tiene variaciones en distintas horas del día, entre cada mamada o en la misma. La grasa en la leche materna tiene fluctuaciones diurnas, con más concentración después del mediodía. También, hay importantes variaciones dentro de una misma mamada, siendo la leche del final la más concentrada en grasa.

Existen señales de hambre tempranas, intermedias y tardías. Lo ideal es que amamantes con señales tempranas de hambre, antes de que el niño(a) llore.

Si el niño o la niña está irritada o llorando, lo primero que se debe hacer es calmarlos y luego, ponerlos al pecho.

La lactancia a demanda no tiene horarios establecidos, el horario de cada toma lo señala el bebé cuando tiene hambre, por lo que la frecuencia de las tomas será la que él o ella necesite. No se debe esperar que pasen muchas horas entre tomas para dejarlo(a) descansar, puesto que necesitan tomar con más frecuencia porque no comen mucho en cada toma. Por ello, no debe establecerse un intervalo fijo entre toma y toma.