La vacunación, una poderosa herramienta que salva 2 a 3 millones de vida al año, ha estado rodeada de mitos y desinformación que pueden poner en riesgo la salud individual y colectiva. En un mundo donde la información circula rápidamente, es fundamental distinguir entre hechos comprobados y creencias infundadas.

Acá algunos de los mitos más populares:

1. Las vacunas se asocian de ser responsables del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

FALSO

Este es uno de los mitos que han provocado mucho daño, incluso muertes de niños.  Se ha asociado el TEA a la vacuna para el sarampión, debido a un estudio inglés de 1998 con errores y graves faltas a la ética. Esta publicación fue retirada de la revista (Lancet) y su autor perdió su licencia como médico en Inglaterra.

2. Las vacunas contienen mercurio.

FALSO  

Prácticamente ninguna vacuna actual contiene mercurio. Este compuesto se usaba en una forma no tóxica para evitar la contaminación de las vacunas, pero se dejó de usar en la gran mayoría de las vacunas hace años.

3. Las vacunas contienen químicos o metales pesados que pueden ser dañinos para la salud.

FALSO

Algunas vacunas contienen aluminio para potenciar la respuesta inmune y otras sustancias como formaldehído como parte del proceso de fabricación de algunas vacunas. Las concentraciones de estas sustancias se encuentran muy por debajo de los niveles considerados de riesgo por las autoridades especializadas.

4. Es mejor tener la enfermedad que recibir vacunas.

FALSO

Padecer alguna enfermedad tiene riesgos, complicaciones y a veces secuelas y muertes, algunos ejemplos son las meningitis, neumonías bacterianas, la varicela, peste cristal o el sarampión. Además, las enfermedades bacterianas incluso las graves no dejan inmunidad y se pueden repetir. Las vacunas producen una protección duradera ya sea para bacterias o virus con mucha seguridad.

5. Muchas vacunas juntas en los niños pequeños pueden ser contraproducentes.

FALSO

Un niño se expone a muchos más antígenos (partículas que estimulan el sistema inmune) en un día que los que contiene cualquier vacuna. Por ejemplo, la bacteria de la tos convulsiva o coqueluche tiene cerca de 3.000 antígenos y la vacuna que previene esta enfermedad tiene solo tres. 

El sistema inmune, incluso de niños pequeños, es capaz de manejar muy bien varios antígenos a la vez.  Retrasar las vacunas hasta que el niño crezca es un gran error pues en esta edad es donde más vulnerables están a infecciones graves y separar la administración de vacunas que están indicadas a cierta edad puede dejar al niño en riesgo de adquirir la enfermedad. 

6. Las vacunas en niños deben ser una opción o elección para los padres.

FALSO

Las vacunas en Chile son obligatorias en niños lo que se especifica en Decreto, exento 51, del 2021. La evidencia de sus beneficios supera con creces cualquier riesgo (muy infrecuente) asociado a un evento adverso. Además, el hecho de no vacunar a un niño no sólo tiene consecuencias en ese niño, sino en toda la comunidad donde él/ella vive, pues el estar protegido reduce el riesgo de enfermar en grupos de riesgo, por ejemplo, niños con problemas en sus defensas que son muchos (cáncer, inmunodeficientes, enfermos crónicos, prematuros o niños muy pequeños que aún no completan su vacunación).

7. No se puede vacunar a un niño resfriado.

FALSO

Un niño cursando un resfrío u otra enfermedad leve, sin fiebre, puede perfectamente ser vacunado. Las vacunas no deben retrasarse sin un motivo real.

8. El niño se vacunó contra la influenza y se enfermó (de influenza)

FALSO

La vacuna contra la influenza es incapaz de enfermar a un vacunado, pues el virus no está vivo, solo hay partes del virus que estimulan las defensas. Si puede ocurrir que dado que la campaña de vacunación de influenza ocurre en meses fríos cuando más circulan muchos virus respiratorios, el niño puede adquirir otros virus, para la mayoría de los cuales no se cuenta con vacunas preventivas aún.

9. Los niños con alergia al huevo no pueden recibir la vacuna contra el sarampión ni contra la influenza

FALSO

Actualmente, estas vacunas no contienen cantidades relevantes de derivados de huevos que hagan contraindicar la vacunación. La única contraindicación es haber tenido una anafilaxia.  Una anafilaxia confirmada al huevo debe motivar vacunarse en un centro que tenga capacidad de tratar una eventual reacción, y permanecer en observación por al menos 1 hora post vacunación.

La anafilaxia es una reacción grave inmediata que se caracteriza por síntomas respiratorios (tos y/o ahogo), síntomas digestivos (vómitos o diarrea) y cardiovasculares (como baja de presión, desmayo) y, generalmente, con ronchas en la piel. Su tratamiento es muy efectivo con medicamentos inyectables y apoyo respiratorio.

     10. Las vacunan duelen mucho y pueden generar un trauma emocional en los niños

 FALSO

El miedo a que los niños sufran puede ser un motivo por el que algunos padres posterguen o eviten las inmunizaciones. Si bien las vacunas pueden causar dolor en el momento de la punción, este es manejable y solo se extiende por uno o dos días.

Hay formas de reducir el dolor con algunas medidas como vacunar mientras se amamanta, o usar frio moderado (por ejemplo compresas húmedas) por unos 5 minutos previos, también mediante técnicas de distracción como el uso de realidad virtual. Si el dolor continúa, se pueden usar analgésicos como paracetamol con indicación del pediatra. El malestar que provocan algunas vacunas es un efecto menor en comparación con los beneficios que estas ofrecen para la salud humana.

Agenda tu hora para vacunas, a través de nuestro sitio web www.ucchristus.cl sección "vacunatorio".