La Dra. María Fernanda Gómez siempre quiso ser médico. Desde los cuatro años. Siendo la hermana mayor de tres varones, su personalidad siempre fue voluntariosa y perseverante.  “Siempre fui demasiado estructurada, tenía recreos para estudiar sola, sábado, domingo, daba lo mismo. Mi familia trató mucho de que yo buscara otras alternativas. De hecho, mi profesor de matemática me decía ‘te becarían en la Santa María para estudiar ingeniería’, pero yo no, estaba empecinada en ser médico. Y estudié medicina en la Universidad de Los Andes y después hice Neurología en la Universidad Católica y fellowship y el Diplomado de Sueño en la UC y ahora coordino el Diplomado de Sueño en la UC”, cuenta.  

San Felipeña de corazón, aunque nació en Coyhaique, la Dra. Gómez sufrió “el mayor dolor de mi corazón”, como lo define, cuando su hermano que la sigue murió producto de un linfoma. “Pero también ha sido la mayor prueba de eternidad, porque el amor ha permanecido inalterable”, expresa.

Si fuera capaz de cambiar algo en el mundo, ¿qué cambiaría?

Una de las cosas que me gustaría es que la gente se permita más ser humana. Me pasa mucho con lo que yo hago, que la gente no se permite dormir bien, estar enojado o tener pena, o llorar. Pareciera que estamos programados solo para funcionar. Entonces una de las cosas que más me gustaría es que las personas se permitieran ser frágiles y que desde esa fragilidad, entiendan que hay momentos en los que uno tiene que estar triste, que va a dormir un poco peor y que hay que pedir ayuda y abrirse a la posibilidad de hacerlo. Y esto me refleja, porque yo mucho tiempo fui demasiado perfeccionista, estructurada y matea, y que ganas que de haber entendido antes esto.

¿Tiene algún pasatiempo favorito?

Como soy mamá soltera de una niñita de 3 años, tiempo libre no tengo mucho. Ser médico, somnóloga y mamá me consume bastante. En pandemia nos hemos dedicado con mi hija Martina, a quien que le encanta cocinar, a hacer postres, galletas, cosas dulces. También hago mucho ejercicio, entreno de tres a seis veces a la semana y ahora descubrí que me gusta subir cerros, que es demasiado entretenido. Y antes de la pandemia estuve en clases de baile urbano, me gusta mucho bailar reguetón, jajajajja, algo muy poco frecuente para un médico. Es que de las cosas que más me gusta hacer en la vida es bailar. De hecho, hace poco empecé clases online grupales de Dance-Fit, que es baile urbano un poco más fuerte para hacer un poco de cardio.

¿Si pudiera cenar con algún personaje histórico, con quién sería y por qué?

Elegiría a Gabriela Mistral. Además de que fue una poetisa tremenda, fue una las primeras mujeres que mostró todas las capacidades que tenemos nosotras. Marcó la pauta porque ella fue reconocida con el premio Nobel antes de ganar el premio Nacional de Literatura, y además fue muy trasgresora en toda su vida.

¿Qué rasgo de su personalidad destacaría?

Que soy super perseverante, siempre he sido matea y estudiosa, pero en la vida siempre he luchado por mis sueños. Cuando se me metió en la cabeza que quería ser médico, yo sabía que lo iba a lograr. Después quería Neurología en la Universidad Católica y quedé, y después tenía una guagua chica siendo mamá soltera y quería ser sub especialista y lo hice. Entonces lo perseverante ha sido lo que me ha llevado tan lejos y es una de las cosas que más me gusta de mí.

¿Le gustaría tener algún superpoder?

La teletransportación, lejos. Es que me gusta hacer demasiadas cosas y a veces el día se me hace un poco corto, entonces me teletransportaría y me ahorraría los trayectos, en los que se pierde tanto tiempo. Y poder ver a la familia, a los amigos, y alcanzar a hacer todo.

¿Tiene alguna fantasía confesable?

Antes te habría dicho tener una familia bien consolidada o haber estudiado afuera, pero ahora he cambiado, yo creo que fue la pandemia. Para que voy a soñar con cosas que no tengo, yo quiero disfrutar la vida con las cosas que sí tengo. Tener esa conciencia de que a pesar de tener muchas cosas que hacer, tener el espacio para disfrutar a mi hija, para compartir con mis amigas, con la familia. No sé, caminar por la calle y disfrutar ese momento, yo creo que esa es una de las cosas que más me cambió la pandemia, querer disfrutar la vida ahora.

¿Tiene algún desafío laboral?

Uno de los desafíos que me impuse durante la pandemia fue que quería difundir el conocimiento del sueño, por eso me hice el Instagram, porque quería masificar esto. Como siempre me ha gustado enseñar y me gusta la docencia, quería poner el sueño y la evidencia científica en palabras simples, y que la gente pudiera conocer y difundir ese conocimiento a otras personas. Ese es ahora mi proyecto más importante y he logrado hacerlo crecer mucho más rápido de lo que yo pensé que iba a ser. Otro desafío es ver si más adelante me voy a estudiar afuera, pero ahora, full dedicada a hacer crecer mi proyecto y visibilizar el Centro del Sueño.

¿Si pudiera cambiar de especialidad, a cuál sería?

No haría ninguna otra, me encanta sueño. Encuentro que es un área que antes se enseñaba muy poco. El sueño está involucrado desde el control del sistema inmune hasta la regulación del apetito. Es maravilloso, porque uno puede relacionarlo con todo, con el ánimo, con la ansiedad. Mi último post de Instagram es de rinitis alérgica y sueño, entonces se puede hablar de temas muy amplios. No me cambiaría por nada. 

¿Qué es lo que más le gusta de ver pacientes?

Lo que más me gusta del Centro del Sueño es que tenemos el tiempo suficiente para conocer a nuestros pacientes en las 24 horas al día, conocer sus rutinas, compartir con ellos, entender sus vidas y que eso nos ayuda a tener más claridad del diagnóstico al cual nos enfrentamos.