Vitaminas y minerales
En cualquiera de estas cirugías es necesario tomar suplementos de vitaminas y
minerales de por vida, debido a que estos procedimientos pueden producir un
déficit en su absorción. El régimen de suplementos se debe comenzar unas
semanas después de la cirugía e incuye vitaminas A, E, C, D, B1, B6, B12,
biotina, ácido pantoténico, selenio, folato, zinc, y otros minerales.
Actividad física y obesidad
Es de vital importancia que el paciente se levante precozmente y camine, esto
le ayudará a disminuir el riesgo respiratorio, mejorar la actividad del
sistema digestivo y disminuir los riesgos de presentar fenómenos
tromboembólicos.
Se recomienda que durante las primeras 2 semanas después de la cirugía el
paciente camine 20 minutos al día, tiempo que se debe ir aumentando
progresivamente hasta alcanzar los 50 minutos. La tercera semana se debe
comenzar a realizar ejercicio supervisado en un gimnasio para trabajar
objetivos específicos: fortalecimiento muscular, capacidad aeróbica y
flexibilidad.
El trabajo abdominal se puede incluir después de 4 semanas de realizada la
operación y la práctica de deportes puede incorporarse como actividad
complementaria después de los 3 meses, pero sin abandonar el acondicionamiento
físico en el gimnasio.
Apoyo psicológico
El primer año luego de la operación es un período de adaptación, por lo que un
buen apoyo psicológico ayudará al paciente a encontrar las herramientas para
enfrentar este proceso. Es fundamental que la persona recurra a todas las
instancias de evaluación y apoyo, donde encontrará toda la ayuda y apoyo que
necesita.