Triage ¿Qué es y para qué sirve?
Triage es una palabra francesa que significa clasificar,
seleccionar o elegir. Así se ha denominado también al proceso
con el que se selecciona a las personas a partir de su
necesidad de recibir tratamiento médico inmediato cuando los
recursos disponibles son limitados. Originalmente se utilizó
para la clasificación de pacientes ante situaciones de
catástrofe, sin embargo, el uso rutinario de los servicios de
urgencia de clínicas y hospitales por parte de personas que
enfrentan situaciones de salud que no constituyen en sí mismas
una emergencia ha llevado a que este sistema también sea usado
para designar prioridades en este tipo de atención.
En esencia, Triage representa la evaluación rápida de los
pacientes y su ubicación en la lista de espera para la
atención médica. Por desgracia, muchas personas insisten en
ser atendidas de inmediato por orden de llegada y no por la
gravedad de sus síntomas.
El sistema de Triage divide los estados de gravedad en varias
categorías incluyendo desde estados críticos a situaciones
menos urgentes.
La aplicación de la priorización es de responsabilidad nuestro
equipo de enfermería del Servicio de Urgencia. Así, cuando un
paciente ingresa es recibido por una enfermera o enfermero,
quien controla signos vitales y aplica un cuestionario que
apunta determinar el grado de urgencia.
Triage 1:
El paciente debe ser evaluado y atendido de manera inmediata
dado que su condición representa un serio riesgo para su vida.
Se aplica en casos de paro cardiorrespiratorio, apnea,
quemaduras de la vía aérea, insuficiencia respiratoria severa,
estatus convulsivo, intoxicaciones y hemorragias severas,
entre otros.
Triage 2:
El paciente debe ser evaluado y atendido en segundo orden de
prioridad. Se aplica en pacientes con dolor severo,
particularmente si se trata de personas mayores o factores de
riesgo asociados como diabetes, cardiopatías o hipertensión
arterial. También en personas con compromiso respiratorio,
dolor de cabeza intenso y de comienzo súbito, compromiso de
conciencia, signos de deshidratación en niños pequeños,
hemorragia mayor, trauma ocular, entre otros.
Triage 4:
En esta categoría caben todos los consultantes que no están en
las categorías anteriores y que, además de la atención médica,
requieren de un procedimiento diagnóstico o terapéutico para
su resolución. Por ejemplo, pacientes adultos con cuadros
gastrointestinales, torsiones de tobillo, dolor de espalda,
cuadros respiratorios simples o pacientes pediátricos con
cuadros bronquiales obstructivos simples, aspiración de cuerpo
extraño sin dificultad respiratoria, diarreas simples, etc.
Triage 5:
Son pacientes que requieren sólo de la intervención del médico
para el diagnóstico y resolución de su condición de salud y
que podrían haberla requerido en una consulta ambulatoria. Por
ejemplo, pacientes adultos con estados gripales, amigdalitis,
picaduras de insectos, cuadros de angustia o requerimiento de
recetas médicas por enfermedades crónicas o niños con dolor de
oídos, episodios de diarreas intermitentes, laringitis, etc.
De acuerdo con esta clasificación, se inicia el proceso mismo
de atención.
El Triage supone también una reevaluación y asistencia
continua, así como la re-categorización si el plazo máximo de
espera es superado por la demanda de atención.