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Hepatología

La hepatología es la subespecialidad de la gastroenterología dedicada al estudio específico de las enfermedades del hígado. Los hepatólogos se encuentran particularmente entrenados para el manejo de estas enfermedades entre las que se incluyen las hepatitis agudas de curso inhabitual, las hepatitis crónicas virales (hepatitis por virus B o C) o no virales (hepatitis autoinmune, cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante primaria, hepatitis por drogas u otras), la enfermedad hepática por alcohol, el hígado graso no alcohólico y las enfermedades genéticas o metabólicas del hígado.

Además del adecuado diagnóstico y tratamiento del cáncer hepático, los tumores benignos y los quistes del hígado, los hepatólogos también abordan todos los aspectos relativos a la indicación, oportunidad y manejo del trasplante de hígado el cual es practicado por un equipo de profesionales de composición multidisciplinaria (cirujanos, hepatólogos, anestesistas, intensivistas, radiólogos, etc.).

Justamente, nuestra Red de Salud UC CHRISTUS, cuenta con un grupo de especialistas en enfermedades del hígado que es único en el país. Está compuesto por 7 hepatólogos con entrenamiento avanzado en Chile y en los mejores centros de Norteamérica y Europa, los que además poseen vasta experiencia clínica y una destacada trayectoria en investigación y docencia con reconocimiento a nivel nacional e internacional.

Además, nuestra Red cuenta con equipamiento de punta para abordar los diferentes aspectos del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del hígado, garantizando eficiencia, eficacia y el más alto nivel técnico y humano en la atención de nuestros pacientes.

El hígado es lo más parecido a una fábrica. No solo almacena los nutrientes que vienen de nuestra alimentación y los aporta según sean las necesidades de nuestro organismo sino que también cumple otras funciones esenciales como la desintoxicación de sustancias que debemos eliminar, la fabricación de bilis que es indispensable para la absorción de las grasas, la síntesis de proteínas y la regulación del metabolismo hormonal y la inmunidad.

Mientras el hígado funcione bien, viviremos bien. Si no lo hace, podemos morir. Si disminuye su capacidad de producir bilis, nuestro cuerpo tendrá problemas para absorber las grasas; si disminuye su producción de proteínas, podemos tener un déficit de algunas que intervienen en la coagulación de la sangre y la producción de otras proteínas como la albúmina, cuyo déficit causa retención de líquidos en las piernas e incluso en la cavidad abdominal. Si el hígado disminuye su función de sintetizar colesterol y hormonas, habrá un efecto nefasto en la producción de otras sustancias. Si se altera su capacidad de almacenar glucógeno, especialmente en etapas avanzadas de enfermedad, podemos sufrir déficit de azúcar en la sangre.

Como si fuera poco, un hígado enfermo deja de descomponer sustancias como medicamentos, alcohol y otras drogas lo que aumenta sus efectos tóxicos sobre distintos órganos. Además, disminuirá nuestra capacidad de defensa ante bacterias, virus y otros agentes extraños para nuestro cuerpo.

La forma en que se presenta es muy variable por lo que se requiere de médicos especialistas entrenados para identificarla. Para ello se requiere de una historia clínica y un adecuado examen físico además de pruebas de laboratorio e imágenes específicas.

Hay algunas señales que pueden hacer que el médico sospeche de una enfermedad del hígado. Entre ellas:

  • Debilidad, cansancio y malestar
  • Coloración amarilla de la piel y las mucosas
  • Anorexia o disminución del apetito. Náuseas y vómitos
  • Variación importante en el peso corporal
  • Dolor y molestia abdominal
  • Prurito o picazón de la piel
  • Sangrado y hematomas
  • Alteración del ritmo del sueño o de la función mental

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