La fiebre tifoidea es una infección que causa diarrea y una erupción cutánea. Es causada por un tipo de bacteria llamada Salmonella typhi (S. typhi).
A través de alimentos, agua o bebidas contaminadas. Si comes o bebes algo que esté contaminado, las bacterias ingresan al cuerpo, viajan hacia el intestino y luego hacia al torrente sanguíneo, desde donde puede llegar hasta los ganglios linfáticos, la vesícula, el hígado, el bazo y otras partes del cuerpo.
Algunas personas pueden convertirse en portadores de la bacteria Salmonella typhi y continuar expulsando la bacteria en sus heces por años, diseminando la enfermedad aunque no pesenten síntomas.
La fiebre tifoidea es común en países en desarrollo, pero menos de 400 casos se notifican en los Estados Unidos cada año. La mayoría proviene de otros países en los que la fiebre tifoidea es común.
Los síntomas iniciales incluyen fiebre, malestar general y dolor abdominal. A medida que empeora la enfermedad, se presenta una fiebre alta (típicamente por encima de 39.5° C/103° F) y diarrea profusa.
Algunas personas con fiebre tifoidea presentan una erupción llamada manchas rosas o petequias, que son pequeños puntos rojos en el abdomen y el tórax.
Otros síntomas pueden incluir sensibilidad abdominal, sensibilidad abdominal, agitación, heces con sangre, escalofríos y confusión, entre otros.
El diagnóstico requiere de exámenes de sangre y, eventualmente otros que tu médico indicará.
Además de mantenerte hidratado, deberás tomar antibióticos específicos. Los síntomas, por lo general, ceden completamente entre 2 a 4 semanas. Es importante seguir las indicaciones de tu médico para evitar algunas complicaciones graves.
Además de las medidas de higiene comunes para todas las enfermedades transmitidas por agua y alimentos, hay vacunas disponibles que son necesarias si viajas a regiones en las que esta enfermedad es endémica. Sin embargo, siempre es necesario cuidarse bebiendo solo agua hervida o embotellada y alimentos bien cocidos.