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Cuando hay un aumento en la producción de líquido pleural o la pleura no es capaz de absorberlo, se produce derrame pleural.
Cuando el derrame aumenta mucho, rodea el pulmón impidiendo que este se expanda de
manera adecuada.
El cuadro clínico dependerá de la causa del
derrame y es muy variable según se trate de un cuadro congestivo, infeccioso, inmunológico, neoplásico, etc.
La sintomatología del derrame pleural dependerá de la cantidad y velocidad de producción además de otros factores (edad del paciente, insuficiencia cardiaca, patología pulmonar).
La disnea es el síntoma más
frecuente y se debe al efecto restrictivo que genera la ocupación pleural en el pulmón. También puede haber dolor pleurítico (p. ej empiema).
Las causas son múltiples, destacan:
Ante la sospecha de derrame pleural (anamnesis y examen físico) se debe solicitar una radiografía de tórax AP-Lat. Es el método de imagen inicial de elección y que nos
entrega una gran cantidad de información.
De acuerdo a sus síntomas y este examen, su médico decidirá la mejor conducta. En algunos casos será necesario estudiar el
líquido pleural, tomando una muestra mediante una punción con una aguja fina o realizar un TAC de tórax para definir mejor la causa.
Dependerá de la enfermedad de base que causa el
derrame pleural.
Por ejemplo si es debido a insuficiencia renal o cardiaca o hepática, se deberá tratar estas enfermedades, muchas veces usando diuréticos. Si es secundario
a un cáncer, el tratamiento será con quimioterapia.
Cuando el derrame causa gran dificultad para respirar será necesario drenarlo, ya sea mediante una punción evacuadora o mediante
un
drenaje pleural (pleurostomía).
Si es secundario a una infección, necesitará tomar antibióticos, y en caso de presentar una infección en la pleura puede
ser necesaria una cirugía (videotoracoscopía) para tratarla (empiema).
Si el derrame es secundario a un cáncer, es recurrente y produce muchos síntomas pese al tratamiento adecuado,
es necesario realizar una pleurodesis (sellamiento pleural).
Empiema es la infección del espacio pleural.
Más del 90% son secundarios a una
neumonía, que es una infección del pulmón que ya ha llegado al espacio que lo rodea. También pueden ser secundarios a perforación esofágica, trauma o un proceso abdominal, pero son
menos frecuentes.
En el caso de ser secundario a una neumonía, los síntomas son fiebre, tos y especialmente dolor al pecho y dificultad al respirar. Este cuadro se puede presentar en ocasiones
incluso tomando antibióticos. Al presentar estos síntomas, se debe hospitalizar para realizar el estudio del líquido que puede estar infectado. Si se comprueba la infección, el tratamiento
se debe realizar con antibióticos endovenosos y mediante una cirugía. Esta es necesaria, ya que el líquido infectado tiende a rodear el pulmón y formar una especia de “cubierta”
que no lo deja expandir de manera adecuada (esto provoca dificultad al respirar).
El hallazgo de células neoplásicas en el
líquido pleural y/o pleura determina una neoplasia diseminada o avanzada. En estos casos el tratamiento más importante es la quimioterapia, que en la actualidad ha tenido grandes avances
en tratar de controlar estos casos.
El diagnóstico debe ser certificado mediante una biopsia. Esta puede hacerse mediante una toracocentesis o mediante una cirugía.
Sitio tumor primario | Frecuencia (%) |
---|---|
Pulmón | 37,5 |
Mama | 16,8 |
Linfoma | 11,5 |
Tracto gastrointestinal | 6,9 |
Tracto genitourinario | 9,4 |
Primario desconocido | 10,7 |
Otros | 7,3 |