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Tics

Los tics se  definen como movimientos o sonidos involuntarios o semi-voluntarios, súbitos, rápidos, no rítmicos y estereotipados que típicamente semejan un fragmento de un movimiento  o vocalización normal. Tienen una frecuencia estimada en etapa escolar entre 10-24%, con un  3% de tics crónicos.


Los niños generalmente aumentan sus tics en periodos de pruebas o cuando regresan de vacaciones.  Desaparecen cuando  están muy concentrados o cuando duermen.


Los tics pueden suprimirse voluntariamente, pero esta supresión voluntaria de los tics demanda una concentración activa  asociada a una tensión interna e incomodidad que se resuelve o alivia al  realizar el tics.


El examen neurológico de los pacientes es generalmente es normal.Los tics pueden ser un trastorno por sí solo o estar insertos dentro de una enfermedad mayor.


¿Por qué se producen?


En su origen están involucrados factores genéticos, alteración de sustratos neuroanatómicos, neurotransmisores, factores psicológicos y emocionales. Actualmente están en estudios factores ambientales de tipo inmunológico que se sumarían para la expresión de estos movimientos. Tienen una alta frecuencia en la infancia y adolescencia, etapas criticas para el desarrollo psicológico y cognitivo del individuo.


¿Cómo se clasifican?


Los trastornos de tics se clasifican de acuerdo con la edad de inicio, duración, gravedad y presencia de tics vocales y/o motores. Pueden ser transitorios o crónicos.


¿Qué hacer si mi hijo los presenta?


Los tics pueden afectar profundamente la integración escolar y social del niño y requerir un manejo personalizado, intervención educacional, apoyo psicológico para manejo de las emociones y uso de medicamentos tratando de lograr un máximo beneficio con un mínimo de efectos secundarios. Por lo tanto, debe acudir inicialmente a su pediatra quien lo derivará a un neurólogo pediátrico, para estudio y manejo.


¿Hay tratamiento?


No hay consenso en torno a la necesidad de tratamiento. La decisión es individual y requiere de una evaluación comprensiva  de los tics (frecuencia e intensidad), de las enfermedades asociada y el deterioro social y funcional del paciente.


La presencia de tics  solamente no es suficiente para justificar el tratamiento por los efectos colaterales de éstos, a menos que la intensidad de los tics sea exagerado y provoque daño físico, trastorno en autoestima,  integración social, escolar o familiar.


Es necesario comenzar con intervención educacional tanto en la casa como en el colegio, ya que familias, profesores y compañeros bien informadas pueden disminuir el stress, la estigmatización y logran la integración del paciente.


La reducción del estrés escolar a través del  uso de periodos de recreo, tiempo extra para las pruebas, entre otras medidas, puede reducir el impacto de este sobre los tics.


Otra intervención es  la terapia cognitiva conductual , pero requiere  de un especialista entrenado y permanente ya que las respuestas  del niño generalmente son difíciles de mantener . Se describen tratamientos alternativos como condicionamiento, terapias de relajación, hipnosis, biofeedback y acupuntura.La farmacoterapia debe ser reservada para pacientes con tics discapacitantes. Los trastornos conductuales deben manejarse con psicoterapia.



Fuente: Pediatría UC

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