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Farmacología

En la labor del anestesiólogo, mantener al paciente tranquilo, sin dolor y –en la anestesia general- sin conciencia de lo que ocurre a su alrededor es sólo una parte. La administración de drogas con distintos propósitos es también una de sus fundamentales responsabilidades.

Una anestesia requiere, por lo general, de entre cuatro y seis fármacos para inducir y mantener el estado de anestesia. También, puede ser necesaria la administración de otro tipo de medicamentos como antibióticos, anti-arrítimicos o drogas vasoactivas dependiendo del paciente y la cirugía a la que sea sometido.

Por eso, la relación entre la farmacología y la anestesia es tan estrecha. A diferencia de otras especialidades, una de las características de la anestesiología es que la administración de drogas busca un efecto inmediato y mantenido durante un periodo relativamente corto. Para lograrlo es que la administración de los anestésicos es prioritariamente intravenosa o inhalatoria y no por vía oral. Pero, así como se necesita un efecto inmediato también es imprescindible que el efecto de los anestésicos desaparezca lo más rápidamente posible una vez terminada la cirugía o el procedimiento para asegurar una recuperación con mínimo riesgo de efectos indeseados.

Si a ello le sumamos la inmensa variabilidad que existe en los pacientes que son sometidos a cirugía –desde bebés recién nacidos hasta adultos mayores, con o sin enfermedades crónicas o patologías de diversas complejidad- así como la complejidad creciente de los procedimientos quirúrgicos, es fundamental que los anestesiólogos tengan amplios conocimientos en farmacología para controlar con precisión y altos estándares de seguridad los efectos de los numerosos medicamentos utilizados en el acto anestésico.

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