En algún momento de la vida, la mayoría de los hombres tienen problemas para tener una erección o no la pueden mantener lo suficiente para mantener relaciones sexuales. Presentar este problema, de vez en cuando, es normal y por lo general no hay que preocuparse. Si esto sucede con frecuencia es recomendable consultar con un urólogo.
¿Qué es?
La disfunción eréctil o impotencia sexual se refiere a la imposibilidad de lograr y/o mantener una erección lo suficientemente rígida para lograr la penetración vaginal. Esta condición debe estar presente a lo menos durante los últimos tres meses.
Es una condición extraordinariamente frecuente que aumenta su incidencia de acuerdo con la edad de los pacientes. Por su impacto en la autoestima y en la relación de pareja, la disfunción eréctil se puede asociar a estrés y depresión de diversas magnitudes lo que justifica aún más su correcto diagnóstico y tratamiento.
¿Cuáles son sus causas?
¿Cómo se diagnostica?
Para el diagnóstico correcto se requiere una completa historia clínica, un examen físico y exámenes orientados a la búsqueda de la causa de la disfunción eréctil y de factores de riesgo cardiovascular que puedan significar en el corto plazo un mayor riesgo de sufrir un infarto al miocardio o accidente cerebro-vascular.
La disfunción eréctil puede ser el primer aviso de una cardiopatía coronaria y preceder a un infarto en aproximadamente cinco años, especialmente en pacientes mayores de 40 años. En ese sentido, es indicado derivar a todo paciente con disfunción eréctil, mayor de 40 años, al cardiólogo para una completa evaluación.
¿Cómo se trata?
El tratamiento, salvo excepciones, sigue un protocolo para el que existe consenso a nivel internacional. Básicamente, se buscar ir de tratamientos menos complejos a otros de mayor complejidad. El tipo de tratamiento indicado en cada caso dependerá del diagnóstico específico y de las características individuales del paciente.