El cáncer en el niño es una enfermedad poco frecuente. En nuestro país se diagnostican al año 500 niños con cáncer. En la actualidad, la mayoría de ellos se curan de su enfermedad con tratamientos multidisciplinarios cuyo eje principal es la quimioterapia. El cáncer puede afectar a niños y adolescentes de cualquier edad, aunque la mayoría de las veces se presenta durante la edad preescolar y escolares pequeños.
Los tipos de cáncer diagnosticados en niños y adolescentes, difieren considerablemente de los observados en adultos. Son enfermedades de aparición y crecimiento rápido en niños previamente sanos, que se originan en:
El equipo que conforma el programa de oncología infantil en nuestra Red de Salud UC CHRISTUS abarca médicos especialistas en el área de la oncología y hematología infantil, enfermeras especialistas, psicólogas especialistas en oncología, nutricionistas, kinesiólogos, educadores, psicopedagogos, asistentes sociales y un sinnúmero de especialistas pediatras intensivistas, nutriólogos, radioterapeutas y psiquiatras, entre muchos otros profesionales dedicados a brindar la mejor atención a nuestros pacientes.
Los síntomas y signos del cáncer en el niño y adolescente dependen del tipo y la localización de la enfermedad. En este sentido, se distinguen dos categorías amplias, la leucemia y los tumores sólidos.
La leucemia aguda es el cáncer más frecuente en niños y adolescentes, y se manifiesta por signos y síntomas muy variables entre un niño y otro, entre ellos: palidez, cansancio, fiebre ocasional, sudoración nocturna, moretones y dolor óseo. El diagnóstico es habitualmente simple, al identificar las células leucémicas en un examen de sangre y de médula ósea.
Los síntomas y signos de tumores sólidos dependen de la localización. Todos se diagnostican mediante imágenes (tomografía computada o resonancia magnética) y en la gran mayoría mediante una biopsia que confirma el tipo.
El tratamiento del cáncer en niños realizado en nuestra Red de Salud UC CHRISTUS es multidisciplinario y depende del tipo y de la extensión del mismo. Las cuatro modalidades de tratamiento aplicadas son:
La quimioterapia son medicamentos que eliminan las células cancerosas del cuerpo. Estos pueden ser recibidos por vía intravenosa (a través de una vena) u oral (por boca). Algunas formas de quimioterapia se pueden administrar por vía intratecal o en el líquido cefalorraquídeo. Los fármacos entran en el torrente sanguíneo y trabajan para matar a las células malignas en todo el cuerpo. Los tumores pediátricos son muy sensibles al efecto de la quimioterapia y casi todos los niños y adolescentes con cáncer la reciben durante su tratamiento. Los niños con leucemia y linfoma reciben tratamiento exclusivo con esta modalidad.
La duración de la quimioterapia, el tipo y la cantidad de fármacos que se utilizan, depende del tipo de cáncer y de la respuesta del niño al tratamiento. Todos los tratamientos son diferentes, por lo tanto, un niño puede recibir tratamientos de quimioterapia todos los días, una vez por semana o una vez por mes.
Los efectos de la quimioterapia son múltiples en el corto y mediano plazo. Las drogas citotóxicas afectan los tejidos del cuerpo que se renuevan constantemente como la sangre, afectando la producción de glóbulos rojos (anemia), blancos (infecciones) y plaquetas (hematomas, moretones). La caída del pelo es típica y depende de la intensidad del tratamiento. Los protocolos de quimioterapia frecuentemente se administran con el niño o adolescente hospitalizado, a veces por periodos prolongados, y esto repercute en su estado nutricional, movilidad física y en su estado emocional. Por eso, los niños, adolescentes y padres necesitan de mucho apoyo psicológico durante este periodo. Todos estos efectos son transitorios y se revierten cuando cesa la quimioterapia. A largo plazo los pacientes pueden sufrir secuelas derivadas de los medicamentos, las que dependerán del tipo de droga que se utilizó, las dosis y la edad del niño. Entre ellas encontramos: retraso del crecimiento, problemas óseos y musculares, infertilidad, insuficiencias hormonales, alteración de la función cardíaca y cáncer inducido por algunas de las drogas.
Casi todos los niños con tumores sólidos necesitan una biopsia para confirmar el tratamiento, el que puede ser quirúrgico o por punción bajo control de imágenes. La cirugía es parte fundamental del tratamiento de varios tumores sólidos y se realiza al inicio o durante el tratamiento de quimioterapia. La cirugía oncológica es resolutiva pero evitando siempre lo más posible el daño de órganos y tejidos sanos.
La radiación es uno de los tratamientos que se usa frecuentemente en tumores sólidos, algunas leucemias y trasplantes de médula ósea. Los niños que reciben radioterapia son tratados con un haz de partículas u ondas de energía elevada que destruyen y dañan las células cancerosas. En muchos tipos de cáncer infantil se complementan con cirugía. Las posibilidades de daño a tejidos normales son dependientes de la dosis y la edad del niño. Por eso, todos los esfuerzos están dirigidos a la disminución del uso de esta modalidad, compensándola con quimioterapias más agresivas.
En algunos casos los niños pueden recibir trasplantes de médula ósea, especialmente en el caso de la leucemia. El trasplante es un procedimiento médico que consiste en la administración de dosis altas de quimioterapia, a veces con radioterapia corporal total con el fin de erradicar el cáncer, seguido de la transfusión de células madre de la sangre de un donante sano. Este puede ser un familiar compatible (generalmente hermano o hermana), un donante adulto no emparentado o una unidad de sangre de cordón umbilical de un banco público. También se usa esta técnica en tumores sólidos con las células madre del mismo paciente.
Las complicaciones del trasplante son múltiples y dependen de la rapidez con la que el sistema inmune del paciente se reconstituya y si surge o no aparición de enfermedad de injerto contra huésped (rechazo).
La curabilidad del cáncer en la infancia ha experimentado un enorme progreso a lo largo de los años gracias dos factores: el éxito conseguido con los programas de tratamiento y el mayor conocimiento de la enfermedad. Esto ha sido posible por la existencia de Unidades de Oncología Pediátrica compuestas por un grupo de expertos en el manejo clínico de la enfermedad.
Nuestro centro reúne todas las condiciones de una unidad de oncología pediátrica de alta complejidad:
A todo este equipo multidisciplinario, se une la experiencia del programa, el que cumplió 30 años con más de 1000 pacientes tratados y más de 250 trasplantes de médula realizados. El programa ha sido pionero en nuestro país en la implementación de técnicas moleculares de diagnósticos, trasplante pediátrico con donantes familiares y donante adulto no emparentado, la incorporación de medicamentos nuevos (monoclonales, agentes diferenciadores), etc.
En la actualidad recibimos anualmente a más de 60 pacientes nuevos, lo que nos convierte en el programa con mayor actividad clínica del sector privado de salud y nos hace mantener todos los servicios asociados funcionando con los mejores estándares de calidad.
Las causas del cáncer en niños y adolescentes son desconocidas. Menos del 5% tiene una predisposición genética hereditaria a tener cáncer. No hay factores ambientales o hábitos de vida que se hayan asociado a la aparición de cáncer. Sin embargo, se ha observado un aumento progresivo de la incidencia de leucemia linfoblástica aguda en relación al aumento que han experimentado durante los últimos años, las enfermedades de origen inmunológico.
Por sus características de aparición rápida, el cáncer infantil no puede prevenirse salvo en los pocos casos en que se conoce la predisposición del niño a padecer algún tipo de cáncer. Los tumores infantiles se diseminan rápidamente produciendo metástasis y antes de la aplicación de quimioterapia el pronóstico de estas enfermedades era muy negativo a corto plazo.
La atención de los pacientes se realiza en tres lugares destinados para su mejor cuidado y seguimiento según las diferentes fases del tratamiento en que se encuentren.
El Centro está destinado para la atención de pacientes en tratamiento ambulatorio y cuenta con diferentes áreas:
La Clínica de la Universidad Católica dispone de salas individuales para la hospitalización de los pacientes, con pisos diferenciados para niños pequeños y adolescentes. Estas unidades cuentan con personal de enfermería y técnicos altamente especializados en la atención de estos pacientes. Los niños que aquí se hospitalizan lo hacen para recibir esquemas de quimioterapia complejos y extensos, manejo de complicaciones derivadas del tratamiento o de la enfermedad como cuadros febriles, complicaciones gástricas, necesidad de alimentación parenteral total, procedimientos complejos como instalación de catéteres, biopsias o trasplantes de médula ósea.
Situada en el Hospital Clínico UC, cuenta con el equipo profesional médico y paramédico para el manejo de complicaciones graves que tienen ocasionalmente nuestros pacientes, con habitaciones de aislamiento y capacidad para ventilación mecánica convencional y de alta frecuencia, tratamiento de cuadros de shock, terapia de reemplazo renal y ECMO.