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Conociendo a la Dra. Blanca Peñaloza: “Extraño los abrazos de los pacientes cuando se despiden”

05/11/2020

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“Lo que más extraño en esta época de pandemia, es cuando los pacientes se despiden y te dan un abrazo en el que transmiten todo su agradecimiento”.

La historia de la Dra. Blanca Peñaloza, médico familiar, empezó en el Puerto de San Antonio, en Llolleo, donde creció en una familia de cuatro hermanos. Sus papás aún viven allá, y con sus hermanos se han turnado para estar pendientes de ellos durante la pandemia. La Blanqui o chica, como todos la conocen, disfruta estar con su familia, es alegre divertida, generosa, curiosa por naturaleza, con unas ganas intensas por aprender, conocer y aportar este conocimiento al servicio de quienes más lo necesiten.  

¿Siempre quiso ser médico o cuando pequeña quería estudiar otra cosa?

Quería ser profesora y después cuando estaba un poco más grande, algo así como 1ero medio, quería ser abogado, porque me gustaba mucho el área de las letras. Pero cuando estaba en 2do medio, me empezó a gustar la biología y trabajar con personas. Ahí tuve un profesor que entusiasmó y entonces dije: quiero estudiar medicina, y empecé a buscar información y me decidí. Con el tiempo uno se empieza a convencer, yo era muy buena alumna y me gustaba estudiar. Esto es fundamental para ser médico, hay que tener amor por el conocimiento, el aprendizaje, la investigación.  

¿Qué le gustó de la medicina?

Estudié medicina en la Universidad Católica y soy de la generación que puso en movimiento la medicina familiar, la que la fundamos, con un grupo de compañeros de curso, que éramos casi todos de la misma mesa de anatomía: el dr. Puschel, la Dra. Rojas, el Dr. Pantoja y la Dra. Moreno. Me quedé en la institución y como parte de mi formación, fui a hacer un programa de magíster a Italia y después a Inglaterra, y en Italia conocí a mi esposo. Fue a través del Dr. Poblete y la Dra. Rojas y una cadena de conocidos. Nos casamos allá y nos vinimos a Chile.

¿Y cómo fue decidir entre quedarse en Italia o venir a Chile?

Yo tenía un compromiso en Chile porque estábamos poniendo en marcha la especialidad de Medicina Familiar, entonces me sentía muy comprometida con el grupo que éramos y sentía que tenía que volver. Y mi esposo fue muy generoso y hicimos esa apuesta, con harto miedo, y nos vinimos. Mi primera hija nació en Italia, y tenemos tres niños ahora, mi hija mayor de 16, una de 14 y el más chico tiene 11.

¿Qué actividades disfruta hacer con su familia?

Nos gusta mucho viajar y hacer actividades que nos permitan estar conectarnos con la naturaleza, como hacer camping. Además, por obligación tenemos que proteger recursos y tiempo para viajar a ver la familia en Italia, eso los niños lo atesoran mucho. Nos gusta mucho el cine, las reuniones con amigos y un poquitito de deporte, no tanto.

¿Algún viaje que le haya gustado particularmente?

El año pasado hicimos un viaje inolvidable a ver ballenas, a un lugar en Argentina que se llama Puerto Madryn. Y fue muy loco porque fuimos en auto, en un viaje muy largo. Mis niños aman viajar. Es que es un momento de mucha conversa, de cantar, de echar la talla, de pelear también. Fue una aventura y lo planeamos muy bien, con las paradas precisas ya que nos demoramos un tiempo en llegar allá. Nos tocó nieve, cruzar la cordillera, algo muy, muy maravilloso. Y ellos, a pesar de lo largo del viaje, volverían mañana. Es de nuestros lugares favoritos. Puedes ver las ballenas desde la playa y también subirte a un barco y pasan al lado tuyo. Fue un viaje repleto de anécdotas, de aventuras, que a ellos los marcó mucho y ahora todos somos promotores de Puerto Madryn.

Si escribiera un libro, ¿de qué seria?

Escribiría un libro de Claves para un trabajo colaborativo, porque creo que una de las cosas que nos falta es trabajar colaborativamente y no competitivamente. Y también podría ser un libro de tips para Viajes largos con niños, el que podríamos hacer en conjunto con mi familia. Tenemos miles de historias de viajes en avión con niños de todas las edades, con todo lo que se te ocurra que te puede pasar en el avión, jajajaja.

¿Cuál es su comida favorita?

En general la comida italiana, porque mi marido es un cocinero increíble. También nos gusta mucho cocinar en familia y hacemos unas muy buenas pastas rellenas, unos ravioles extraordinarios y eso es lo que más nos gusta: cocinar y comer en familia.

¿Qué técnica usa para darle ánimo a sus pacientes?

Sin duda el humor. El humor es una parte muy importante de mi vida. Por naturaleza soy una persona con mucha energía y tiendo a ser más bien optimista en cómo enfrento las dificultades. Yo me río con mis pacientes, y lo que más extraño son sus abrazos. Yo creo que como muchos colegas que ya llevamos varios años trabajando en un mismo lugar, uno se encariña con sus pacientes, entonces, lo que más extraño en esta época de pandemia es cuando se despiden y te dan un abrazo donde transmiten su agradecimiento.

¿Cuál ha sido hasta ahora su mayor desafío en términos laborales? 

El desarrollo profesional es una cadena, uno va construyendo sobre lo anterior. Lo que ha pasado en esta pandemia ha sido una experiencia muy potente. Me tocó la posibilidad de liderar este proyecto (el proyecto Esperanza COVID-19) de la donación que recibió la universidad y en este he puesto muchas de las habilidades que he desarrollado a lo largo de mi profesión. En términos de conocimiento, de mis capacidades de articular equipo, de establecer colaboraciones. Y ahora estamos con la segunda parte del proyecto que ha sido un trabajo muy intenso pero muy desafiante. 

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