Rescate

¡Conoce el lado B del Dr. Benjamín Walbaum!

11/08/2022

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Su experiencia en Cáncer UC está llena de momentos emotivos, en la que destaca, por sobre todo, la relación cercana que tiene con las personas, acompañándolos y dándoles la seguridad de que no están solos en su enfermedad.

El doctor Benjamín Walbaum desde muy pequeño fue inquieto y optimista, siempre con el gusto por hacer muchas cosas y tomar nuevos desafíos. Sus padres lo incentivaron a hacer todas las actividades posibles, dentro de ellas el deporte; su pasión. “En mi familia, se estimulaba mucho el concepto de ser completos y desarrollarnos en todas las áreas posibles. En ese sentido, mi mamá era la exigente con el tema académico, incentivando siempre la lectura, mientras mi papá era el que se la ‘jugaba’ con acompañarnos a todos los deportes”, relata.

Se destaca como un hombre muy feliz con una familia que lo hace gozar todo el tiempo. "Estoy casado con una mujer increíble que me acepta con mi intensidad y tengo 2 hijos, Indira y Kai, de 2 años y 7 meses, recién dando los primeros pasos en la vida familiar. Indira nació muy prematura de 26 semanas, pesó apenas 730 gramos y la tuvimos hospitalizada por 3 meses en el tremendo equipo de Neonatología UC, al que no tengo más que palabras de agradecimiento por toda su entrega y cariño. Un par de semanas antes de irnos de alta supimos que tenía Síndrome de Down. Al principio fue muy duro, pero ya pasado el tiempo no paramos de gozarla”, refiere el doctor.

Por otro lado, una de sus grandes ambiciones siempre fue la medicina, una carrera que ha sido enriquecedora en su vida en todo sentido. Sin duda, para él tiene momentos difíciles como fue el realizar su formación en la especialidad, los turnos o cuando un paciente se complica en su enfermedad, pero que son posibles de superar con las instancias de alegría, las sonrisas, los abrazos y éxitos que hacen que las “largas horas de trabajo” valgan la pena.

Oncología, conexión con la humanidad

Él, siempre invita a sus colegas a disfrutar la medicina en general, ya que en esencia es una carrera humanista, “donde lo central está en conectar con otra persona. La parte técnica y todas las otras maravillas que trae dependen, cada vez más, de la capacidad de buscar realmente lo mejor para el otro”, agrega.

¿Por qué eligió ser oncólogo?

 Probablemente, lo que me llevó a la oncología fue el permitirme acompañar a los pacientes en un tiempo de mucha fragilidad e incertidumbre, donde el solo hecho de poder estar ahí a veces es suficiente para dar algo de paz; es una especialidad donde el conectarse con nuestra humanidad es fundamental.

 ¿Qué es lo que más le gusta de esta especialidad?

 Suena raro, pero siempre me ha llamado la atención esta relación que tenemos con la muerte, un poco evitando hablar de ella, escondiéndola en algún lugar bien alejado, a pesar de que es algo que nos tocará a todos y que día a día compartimos con ella. Me gusta caminar en la vereda de los que vemos a la muerte como algo cercano, y que más que paralizarnos, debiera motivarnos. La oncología, además, tiene una parte técnica increíble que ha avanzado a pasos agigantados, con nuevas posibilidades de tratamiento y con un conocimiento de la biología que la hace tremendamente entretenida. Pero, claramente si nuestra motivación no es la parte humana de la especialidad, lo otro deja de llamar la atención al poco andar.

 ¿Qué es lo que más le gusta de la relación con los pacientes?

 Me gusta tener una relación cercana, que los pacientes sientan que pueden contar conmigo y que no están solos en este duro camino que es el cáncer. Eso, es algo central de la cultura Cáncer UC y que todas las mañanas me hace sentir que este es el mejor lugar para trabajar. Siento una profunda admiración por todo ese tremendo grupo humano, hace que ir a ese lugar no se sienta como un trabajo.  

El deporte, el Lado B del Dr. Walbaum

 Cuando era niño practicó hockey, squash, fútbol, rugby, tenis y golf.  Y en la medida que creció se dedicó principalmente al hockey, deporte que realizó hasta hace un par de años en el Prince of Wales Country Club (PWCC), club que colinda con su colegio, lo que le permitía cruzar directo en las tardes para sus prácticas. Jugó desde los 5 hasta los 33 años y le permitió representar a Chile, ganando algunos torneos nacionales, además de aprender el valor del trabajo en equipo.

 ¿Cuál es su relación actual con el deporte?

 Sigo siendo un fanático del deporte y práctico triatlón, por lo que en las mañanas bien temprano voy a nadar 3 veces a la semana, salgo a trotar y pedalear. Siempre he sido madrugador por lo que mi hora favorita del día son entre las 5:00 y las 7:00 de la mañana. Una vez a la semana además juego golf con mi papá, mi cuñado y mi hermano, donde tratamos de arreglar el mundo, habitualmente jugando muy mal.

 “Me considero un optimista y creo que tenemos mucha fortuna de poder gozar lo que tenemos. El compartir con otras personas es para mí un regalo, me motiva todos los días a seguir empujando por las mejoras, por las pequeñas victorias que me da la vida”, finaliza.

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