Rescate

Nuestras Historias: Ana Morgado, voluntaria del Programa Belén UC CHRISTUS

20/07/2023

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Con una gran vocación por enseñar y compartir sus conocimientos, Ana Lorena es parte de nuestra Red hace 12 años, y hoy, además, acompaña a quienes pasan por un momento complejo de salud, gracias al programa Belén.

​Para concretar uno de los principales compromisos que tenemos como institución de brindar una salud de excelencia y humanizada, es fundamental acompañar, tocar vidas y empatizar con quien vive momentos complejos de salud. Y así lo hemos cumplido, hoy son muchas las iniciativas de acompañamientos a pacientes y familiares y una que destaca es el Programa Belén. 

Belén es una palabra de origen hebrea que significa “casa del pan”. En ese sentido, este programa de Acompañantes Espirituales Colaboradores, pretende ser un espacio de acogida y alimento espiritual para los pacientes y las familias de quiénes vienen a atenderse a nuestra Red de Salud UC CHRISTUS. 

Hoy queremos conocer a una de sus voluntarias, a Ana Lorena Morgado T, quien se desempeña como Profesora de la Unidad Técnica de Educación en UC CHRISTUS. 

¿Cómo llegaste a ser parte de nuestra Red? 

Fue casualidad. Llegué en marzo del 2011. Siempre trabajé en colegios, soy Educadora de Párvulo y Profesora de Educación Básica, de Lenguaje y Comunicación y cuando nace mi tercera hija, que ya tiene 13 años, nace también una inquietud, quería darle un giro un poco a esto de estar siempre haciendo clases a primeros y segundos básicos. Me encantaba, pero necesitaba acercarme a un ámbito más social de la educación. Realizando un postítulo en Psicopedagogía, conocí a una amiga, una compañera que había trabajado en una escuela hospitalaria y me llamó la atención, tiempo después, por casualidad me encuentro con un aviso de trabajo en que necesitaban una profesora y yo cumplía con los requisitos; el aviso decía Red de Salud y creí que era para una escuela hospitalaria, pero no era así; nunca me imaginé que era para trabajar en educación a pacientes y familia en la Dirección de Calidad, pero no me arrepiento de haber tomado la decisión de quedarme con lo que me propuso en ese momento mi jefatura, todos los días es un desafío, siempre aprendo algo nuevo y puedo aportar desde mi profesión, estoy feliz y sintiéndome muy parte del equipo. Si bien mi función es apoyar la creación de material educativo para paciente y familia, revisando y validando los contenidos desde la perspectiva educativa del lenguaje utilizado, la comprensión y utilidad para el paciente, tanto para el área ambulatoria como hospitalaria, está más enfocada al hospital y Clínica. Además, apoyo metodológicamente en diversas actividades que desarrolla el equipo de la Unidad de Calidad del Hospital y Clínica.

¿Qué ha significado para ti ser parte de UC CHRISTUS? 

Me siento súper orgullosa de ser parte de UC CHRISTUS. Me han dado la oportunidad de formarme y capacitarme, y valoro demasiado el que me den todas las facilidades para, además, complementar mi rol profesional con ser mamá de tres niñas. Esto es impagable. Mis hijas conocen donde trabajo físicamente, a mis jefaturas y compañeras de equipo y esto no lo ves en todos los lugares. Es muy cierto cuando dicen que el compromiso es tanto con el paciente como con los colaboradores, el bienestar de las personas siempre tiene que ser el foco. 

Saliendo un poco del lado laboral, ¿Cómo recuerdas tu infancia? 

Bien movida; éramos ocho hermanas, todas mujeres, soy la penúltima. Mi papá era el único que trabajaba y como fuimos tantas, mi mamá se dedicó a nosotras como dueña de casa, pero se daba sus tiempos para participar en actividades pastorales antiguamente se hacían escuelas para padres en los colegios y ahí estaba ella, hasta el día de hoy es muy activa en esta área siendo catequista. De mi papá tengo los mejores recuerdos, sin duda un gran hombre. A él le gustaba cooperar mucho en las actividades del colegio como las Kermés, en las actividades del grupo de Scout en el cual participábamos con mis hermanas o simplemente dar una mano a quien lo necesitara, siempre estaba preocupado de otras personas. Dos de mis hermanas fallecieron hace tiempo, siendo muy jóvenes. Una de ellas era religiosa y creo que por ella fue que me relacioné más con el área pastoral, entendiendo la necesidad de preocuparse por quienes más lo necesitan. Mi madre también es súper activa en temas pastorales, ella enviudó hace ocho años y siempre me dice que, de no ser por su participación pastoral o como voluntaria en un comedor comunitario, hubiera seguido a mi padre. 

En este lado tuyo por servir a otros, cuéntame, ¿Cómo ingresaste al Programa Belén y cómo te sientes siendo parte de él? 

Me enteré de esta iniciativa por un correo electrónico. Me llamó mucho la atención porque cuando acompañaba a las enfermeras de la Unidad de Calidad en algunas visitas, veía a algunos papás o los mismos pacientes solos. Yo pensaba muchas veces en la familia, en donde estaba. Me plantee quizás, que un minuto de compañía a esa persona le puede cambiar el día. Pedí autorización a mi jefatura, me inscribí y ellos me dieron todo su apoyo y las facilidades para participar en la preparación. Yo organizo mi tiempo y gestiono las visitas. La verdad que en un comienzo sentí harto miedo de no dar el ancho, porque no es lo mismo que tú te acerques y hables con una persona que no tiene una dolencia, a ir y ofrecerle acompañamiento y conversar a alguien que está acá porque vive un momento complejo de salud. Este temor es un tema que vas resolviendo con el tiempo. Yo tengo la experiencia de acompañar a mi padre y hermana en su proceso de enfermedad y eso me ha ayudado a comprender un poco más cómo se sienten quienes están hospitalizados. A veces no necesitas hablar, sólo acompañar, sentarse unos minutos al lado, incluso hacer una oración en silencio es suficiente para aportar en el proceso que están viviendo, ese tiempo dedicado llena mucho espiritualmente, pero sobre todo al paciente y a su familia. 

Para finalizar, ¿Qué mensaje le entregarías a quienes está pensando en ingresar al Programa Belén? 

Hace poco se dio inicio a la segunda convocatoria; invito a que se sumen a esta iniciativa, porque independiente a la cantidad de veces que participes en realizar una visita, percibes que hay un cambio, un cambio en ti en el momento en que sales de la habitación del paciente, te sientes absolutamente plena, sientes que has entregado algo valioso como es tu tiempo, pero no duele, al contario, es grato. Yo no salgo ni triste ni acongojada, sino que enriquecida, te das cuenta de que uno puede ser importante para otros, aunque estés de paso en la vida del paciente y su familia. Los invito a ser parte de Belén, porque cuando tú sientes que te toman de la mano y te dicen muchas gracias por tu tiempo, ahí comprendes que es importante lo que haces. Hablamos de empatía y aquí lo hacemos un acto concreto.

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