Rescate ambulancia

Cathya Vargas, Kinesióloga Hospitalizados, Clínica San Carlos de Apoquindo "En la recuperación de pacientes, es clave equilibrar el bienestar emocional y físico”

22/01/2025

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Hace casi ocho años que Cathya Vargas forma parte del equipo de kinesiólogos en Clínica San Carlos de Apoquindo, y su conexión con este lugar va más allá de lo profesional. “Trabajar aquí me ha hecho crecer como persona y como profesional. He vivido momentos intensos, y muy significativos”, cuenta Cathya, quien, además de dedicarse a sus pacientes, ha encontrado grandes amistades que valora profundamente.

Cathya se desempeña en el área de hospitalizados, una especialidad que no estaba en su radar al inicio de su carrera. “Nunca pensé en trabajar con pacientes hospitalizados, pero cuando llegué, me enamoré de la oportunidad de ayudarlos a recuperarse en momentos tan vulnerables. Hoy no me imagino haciendo otra cosa”, comenta con una sonrisa.

Un rol que va más allá de lo clínico

Cathya no sólo se enfoca en la rehabilitación física de los pacientes, sino también en su bienestar emocional. “Mi trabajo tiene un propósito hermoso: ayudar a los pacientes a sentir que, a pesar de estar hospitalizados, están rodeados de empatía y cuidado. Cada pequeña mejora que logran es una victoria compartida”, asegura.

Recuerda con especial cariño la historia de un paciente que pasó meses hospitalizado por complicaciones de COVID-19. “Fue un proceso difícil, pero verlo recuperarse y salir de alta para reencontrarse con su familia fue un momento que nunca voy a olvidar. Ahora, cada vez que viene a la clínica, pasa a saludarme, y eso me llena el corazón”, relata emocionada.

Más allá del día a día laboral, Cathya destaca el apoyo incondicional de su equipo y las amistades que ha construido en la clínica. “No son solo colegas, son personas que están ahí en los buenos y malos momentos. Compartimos risas, lágrimas y experiencias que nos han unido muchísimo”, confiesa.

El amor por el mar: una pasión que alimenta el alma

Aunque Cathya creció en Antofagasta, rodeada del mar y de paisajes costeros, fue hace apenas dos años cuando descubrió su amor por el buceo. Todo comenzó gracias a una amiga y colega que la animó a probar este deporte. “Desde mi primer buceo en Pichidangui, quedé maravillada. Es increíble ver el mundo desde otra perspectiva, descubrir las especies marinas y la inmensidad del océano. Es una experiencia que te cambia la vida”, cuenta con entusiasmo.

¿Por qué te gusta tanto bucear?

“El buceo me permite viajar, conectar con la naturaleza y darme cuenta de lo pequeños que somos frente a la grandeza del océano. Es algo que alimenta mi alma”.

¿Dónde has buceado?

“Chiloé fue una experiencia maravillosa, allí compartí el agua con lobos marinos, también Cozumel, donde pude estar cerca de mantarrayas y nadar en arrecifes espectaculares. Australia fue toda una aventura, quedé fascinada con los dragones de mar”.

¿Cuál es tu próximo desafío?

“Tengo clarísimo que voy a continuar explorando mi pasión por el buceo, y una de mis metas futuras es realizar cursos avanzados, como el Rescue Diver, que combina conocimiento clínico con habilidades específicas para emergencias bajo el agua”.

¿Si pudieras transmitirnos lo que sientes cuando realizas buceo, qué nos dirías?

“Cada vez que buceo, siento que me conecto más conmigo misma y con el mundo. Es una sensación que quiero seguir viviendo por mucho tiempo más”.

Para Cathya, la vida es un equilibrio entre el trabajo que ama, las personas que la rodean y las experiencias que la llenan de alegría. En cada paciente, en cada inmersión y en cada amistad, encuentra razones para seguir creciendo y entregando lo mejor de sí.

 

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