Rescate

Daniel Escobar: “Hay que tener aguante porque de nosotros dependen muchas vidas"

15/04/2021

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Daniel Escobar, técnico en enfermería de la Unidad de Paciente Crítico de Clínica San Carlos de Apoquindo ha vivido de cerca la pandemia. “Uno genera cariño, lazos y afectos. Los retrocesos afectan y uno se alegra cuando ya están de alta. Pero, claro, impresiona ver cómo los familiares quieren estar con los pacientes y no pueden. Ha sido fuerte ver a la gente despedirse", dice.

Daniel Escobar, técnico en enfermería de la Unidad de Paciente Crítico de Clínica San Carlos de Apoquindo, suma más de seis años de trabajo ininterrumpido en esta área; sin embargo, desde marzo de 2020 ha registrado una velocidad vertiginosa en su día a día que a ratos le hace perder fuerzas. Mientras la llamada segunda ola está en pleno apogeo, recuerda a todos los pacientes por los que tiene que seguir con el espíritu en alto y cuidándose.

Escobar fue uno de los primeros vacunados cuando llegaron los cargamentos de Pfizer, pese a esto, piensa que no se puede ser laxo con los cuidados necesarios para permanecer, como lo ha hecho hasta ahora, sin contagiarse. “Aquí nos cuidamos entre todos, pero no se ha ido el miedo de hacer mal algún procedimiento y que también nos contagiemos. Antes me preguntaba qué pasa si nos contagiamos, ¿estaremos como los pacientes que cuidamos?".

A la mochila se le sumó la carga familiar, pues su mamá también trabaja con pacientes COVID-19, por lo que siempre está también el recordatorio a ella de que debe tomar todas las medidas posibles pese a la vacuna y, especialmente, por quienes los rodean que todavía no la reciben. 

Un antes y después

Mientras la Región Metropolitana vive un confinamiento estricto, marca las diferencias que ha visto entre los “dos marzos": en este momento lo que se registra es un súbito aumento de ingresos, pero al principio fue más paulatino y preocupante estar con en los primeros pacientes intubados, ver que compartían edades (en sus 30 - 40) y cómo se enfrentaban a lo desconocido.

Recuerda a Sebastián, también a Ignacio, los dos primeros pacientes que requirieron intubación en la Clínica y que hoy en día, afortunadamente, están de alta. “El COVID es una estadía larga y uno genera cariño, lazos y afectos. Los retrocesos afectan y uno se alegra cuando ya están de alta. Pero, claro, impresiona ver cómo los familiares quieren estar con los pacientes y no pueden. Ha sido fuerte ver a la gente despedirse", agrega.

También rememora que fue en agosto 2020 un momento de quiebre particular para él, donde no entendía cómo algunas personas no se cuidaban mientras el personal sanitario “se sacaba la mugre" trabajando: “Me desahogué pensando hasta cuándo seguimos con esto, afuera (la gente) no están haciendo caso".

Por lo que ahora, si se le pregunta qué mensaje les daría a sus compañeros, las palabras apuntan a seguir, como sea, mirando hacia adelante: “Hay que tener aguante, sé hay algunos que quieren estar con su familia, pero de nosotros dependen muchas vidas. Debemos apoyarnos entre todos, hacer los turnos de forma agradable porque esta es nuestra segunda familia, necesitamos darnos ánimos".

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