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Dra. Cecilia Vizcaya, infectóloga pediatra: "Estamos ávidos de ver pacientes y que los niños tengan la oportunidad de atenderse"

01/09/2021

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“A pesar de no poder abrazarnos, igual uno con la mirada, con el cariño, con la preocupación, con tomar la mano en algún momento, hace la diferencia. Los pacientes lo necesitan y nosotros también”.

La Dra. Cecilia Vizcaya es la menor de 5 hermanos, el conchito. La Chechi, como le dicen sus conocidos, es la única doctora de una familia de ingenieros, donde sus papás ya cumplieron 60 años de matrimonio. Penquista, ha vivido en Santiago desde los 5 años, y está casada hace 21. En su familia sigue siendo la consentida y la única, ya que tiene tres hijos: Fernando, Sebastián y Francisco.  

¿Cómo nació su interés por la medicina?

Mi tía abuela del lado materno era doctora. Fue de las primeras doctoras de Chile y trabajó en posgrado en la Universidad de Chile. Ella me entregó el título. Para mí fue súper significativo. Nosotros somos 30 primos hermanos por el lado de mi mamá y tres somos médicos. La tía Cristina fue muy importante para todos nosotros. Ella no tuvo hijos y yo fui una sobrina nieta muy cercana. Creo que de ahí venía como la veta de la medicina. Ahora en mi familia son todos ingenieros. Yo soy la oveja negra. Yo al último, en cuarto medio en realidad decidí Medicina, porque me gusta más la relación con las personas, el contacto, el sentirse útil y siempre desde chica participe en muchas actividades.

¿Pero pensó alguna vez en ser ingeniero?

Si no hubiese sido médico habría sido ingeniero civil sin lugar a duda. Me costó decidir y después me di cuenta de que en realidad era la medicina lo mío. Incluso di la prueba para cambiarme de medicina a ingeniería. Después me arrepentí por supuesto y estoy feliz con mi elección.

¿Ser de una familia grande enseña el valor de compartir?

Somos muy de juntarnos, apatotados, con mis primos, mis hermanos y sus hijos. Pero con mis hermanos es una prueba importante, pero súper, súper entretenida. De verdad que en mi familia tengo esta cosa de que siempre todo se reparte para que alcance. Nunca nadie podía sacar algo del refrigerador o un lápiz. Siempre tenías que saber que hay otros. Es una cosa que siempre estuvo presente. Pero claro, como yo soy la menor era la regalona, entonces creo que tuve algunos beneficios.

¿Cómo fue tener que relegar las reuniones familiares por la pandemia?

Fue algo muy duro. Yo no pude abrazar a mis papás en 9 meses y la Navidad del año pasado fue la primera que no pasamos juntos. Mi temor era si yo me contagiaba y contagiarlos a ellos y en ese tiempo no había vacunas. Los visitaba de lejos y hacíamos videollamadas. Por eso que preferimos irnos de vacaciones al sur para esa fecha porque no podía estar con mi familia y tenía mucha pena.  Eso fue muy bueno, porque pudimos estar aislados y a la vuelta nos juntamos con mis papás, los pude abrazar después de tanto tiempo, fue emocionante. Luego nos fuimos unos días de vacaciones con ellos, porque estaba segura de no estar contagiada.

¿Cuál ha sido como el momento más crítico que le ha tocado vivir durante esta pandemia?

Cuando se nos ha muerto algún paciente por COVID, eso por supuesto que es muy duro. Y creo que ha sido difícil enfrentarse a algo que es tan nuevo, distinto, cambiante. También ser parte del Directorio de la Sociedad Chilena de Infectología y participar en decisiones, recomendaciones y sugerencias que no son fáciles de tomar y que pueden afectar a todo el país. Conversaciones con el Colegio Médico con quienes en ocasiones teníamos miradas diferentes. Ha sido muy complejo. Porque es mucho más fácil cerrar tu casa y no salir nunca más. Pero yo como pediatra, como mamá, como ser humano, sé lo que significa para las personas tener una vida tan alterada como con una cuarentena permanente. Entonces, ¿cómo hacer para motivar a las personas, para volver a clases, permitir que los niños tengan una vida un poco más normal, que estén acogidos para mejorar su salud mental aparte de lo que es la educación siguiendo todos los protocolos? Ese es el desafío.

En este escenario, ¿cómo aborda la relación con los pacientes?

A mí me pasa que con los papás de los pacientes yo en general tengo una relación bastante cercana y es muy difícil esto de no poder ni saludar. Estaba acostumbrada siempre a saludar, los niños te abrazan, son unos regalones. Incluso me hacen regalos, y ahora cada regalo es un lío, porque si me hacen un regalo ¿qué hago? El contacto cercano es súper difícil, pero lo que sí me pasa es que cuando me pongo las precauciones y ahí se puede al menos tener un poco de contacto. A pesar de no poder abrazarnos, igual uno con la mirada, con el cariño, con la preocupación, con tomar la mano en algún momento hace la diferencia. Los pacientes lo necesitan y nosotros también.

¿Qué rasgo de su personalidad destacaría?

En general soy super alegre, animada. Soy como de mucha energía y me gusta la relación con las personas, el contacto con la gente. Me gusta reír y ser alegre, animada, activa. No sé qué más, copucheta, jajajaja pero no en el mal sentido, sino que me gusta saber del otro en buena. Lo otro que me gusta es tener alumnos y que aprendamos juntos. Me entretiene mucho, me gusta. Yo no me aburro en realidad y me hago el tiempo para hacer todo lo que me gusta.

¿Tiene algún pasatiempo?

Me gusta cocinar cosas dulces, tejer, ir a la playa o al sur. Mirar la naturaleza y escuchar música. Me gusta cantar, pero como que ahora no he podido cantar mucho.

¿Qué momentos alegres ha vivido durante la pandemia?

Que hemos sido tan flexibles y capaces de transformar nuestra actividad para lograr los objetivos. Por ejemplo, el año pasado me sentí súper contenta porque pudimos hacer docencia y muchos becados de distintas partes pudieron seguir en clases a distancia. Eso ha sido bueno, aprender a utilizar estas técnicas para poder reunirnos y poder mejorar nuestra conexión con los otros.

También el esfuerzo tanto como equipo de enfermería, TENS, médicos, que una semana atendemos en el intermedio, otra semana en la sala, otra semana nos ponían los pacientes en la clínica. No importaba donde estén, para allá íbamos. Nosotros estamos ávidos de ver pacientes y que tengan donde atenderse. Hay una sensación espantosa de que hay muchos hospitales donde los niños no tienen donde estar. Entonces, hacer esfuerzos para que ellos puedan venir, poder tratarlos, tengan la patología que tengan. A pesar de estar en pandemia, darle la oportunidad de operarse a los niños que lo necesitan. Y se acumulan y se acumulan enfermedades que no hemos podido tratar y nosotros estamos haciendo lo imposible, porque si se puede hacer algo para que los niños tengan los derechos que han perdido, hay que hacerlo.

Recientemente fue el día del niño y celebramos con disfraces para darles un momento de mayor alegría a los niños, mantener el espíritu alegre y con esperanza en que todo va a mejorar.

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