Rescate

Luis Ojeda: “Estuve muy grave, más muerto que vivo; pero gracias a Dios puedo decir que sobreviví al COVID"

29/09/2021

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Durante la pandemia, el equipo de Servicios Generales de Clínica San Carlos de Apoquindo se adaptó a cambios de turno y constantes modificaciones en la normativa que significaba ajustar con rapidez señalética, implementos de aseo, etc. Aunque Luis Ojeda lo recuerda como un cambio brusco, en el que también tuvo que enfrentar personalmente el COVID, nunca dejó de tener la mejor disposición.

Para Luis Ojeda, supervisor de Servicios Generales en Clínica San Carlos de Apo​quindo, la pandemia no ha parado de significar cambios, desde la organización del equipo de trabajo hasta la labor en sí misma; sin embargo, con el buen humor que lo caracteriza, no deja de sacar el lado positivo: pensar que también ha visto fortalecer su grupo y que ha podido apoyar en momentos difíciles.

A pesar de que Luis lleva poco más de dos años en la Clínica, es una cara familiar en distintas áreas; sin embargo, estuvo una buena parte de este tiempo ausente debido al coronavirus. Cuando se contagió, al inicio de la pandemia, su caso se agravó rápidamente. Requirió de una traqueotomía y estuvo un mes y medio en coma inducido.

“Estuve muy grave, más muerto que vivo. Gracias a Dios la pude contar. Decir «sobreviví al COVID». Nunca tuve miedo de morir, pero sí hartas ganas de vivir. Tuve mucho apoyo de harta gente de la clínica, de los servicios, de mis compañeros, de mis jefaturas; siempre estuvieron preocupados de mí y de mi familia", cuenta.

Luis es hijo único y sus padres mayores también estaban contagiados. No recuerda nada durante buena parte de su enfermedad. Sólo que, al despertar, después de haber estado intubado, lo único que le preocupaba era saber si su familia estaba bien. “Cuando empecé a abrir los ojos, pensé en mi mamá y que todos estaban muertos", dice. Fueron días difíciles, de los que salió adelante cuando le aseguraron que su papá había sido asintomático y su mamá se encontraba ya en casa con cuidado domiciliario.

Después vino el camino de la recuperación: múltiples terapias para aprender nuevamente a respirar, comer, moverse y caminar, además de una pérdida de musculatura acentuada. “Volver a trabajar igual fue muy lento. Llegué pesando 31 kilos menos y todos pensaban que me iba a desmayar en cualquier momento. Igual lo hacía porque mi doctor me explicó que si me quedaba en la casa, mi recuperación iba a ser muy lenta. Tenía que empezar a caminar, a que mis pulmones se reentrenaran, así que ahí empecé a resurgir", expresa.

Con una sonrisa

El trabajo de Servicios Generales y Mantención, que incluye supervisión de aseo y otras áreas, puede que no sea tan reconocido en los momentos de mayor dificultad, pero para Luis esta labor le resulta cotidiana y lo más importante, la enfrenta con una sonrisa. Además, está en lo que más le gusta: siempre de pie y en movimiento.

Con esta misma actitud que muestra a otros, insiste en agradecer a distintas personas que se le acercaron cuando más lo necesitaba: “A Yerallin Baquedano y al equipo de Recursos Humanos, especialmente a Ángela Valdebenito, por su apoyo incondicional y la preocupación que mostraron por mí y mi familia durante el COVID", agradece.  

“Me gusta harto el contacto con la gente, el conversar, el dar los buenos días y el preguntar cómo estamos. Con pacientes o con otros colaboradores. Por eso me conocen todos en la Clínica. Si alguien tiene un familiar enfermo, me acuerdo y les pregunto. Es importante no ver puro trabajo; a veces hay momentos para una risa; si veo alguien mal, acogerlo… hay que acercarse la gente", finaliza.

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