La vida juega sus cartas a diario, nos regala alegrías, pero también golpea con tristeza y eso Paulina, a sus 59 años, lo sabe. Dedicada a la enfermería desde sus estudios en la Pontificia Universidad Católica, ha desempeñado toda su vida laboral en nuestra Red, viviendo momentos bellos y otros bastantes duros, de los cuales siempre ha salido con una fortaleza tremenda, y dispuesta a tender una mano a los pacientes más pequeños que llegan al área de trasplantes pediátrico, donde se encarga de la gestión y coordinación de los trasplantes de corazón, riñón e hígado, acompañando en el proceso de evaluación pre trasplante y el seguimiento post trasplante.

Como ella nos cuenta, es el “concho” de la familia, la menor de 8 hermanos, hija de migrantes italianos, su vocación por la salud comenzó en el colegio. “En el colegio siempre me gustó el área biológica y mi gran duda fue si me dedicaba a los animales, como biología marina, pero poco a poco fui aterrizando y me di cuenta que lo que más me gustaba dentro del área de la biología era la salud y mi duda era entre kinesiología y enfermería. Sentí que en enfermería tenía más posibilidades de ver al ser humano en su desarrollo completo, desde que nace hasta que muere”.

35 años dedicados a nuestra Red de Salud

Paulina conoce desde los inicios la evolución que ha vivido el área pediátrica en nuestra organización, ingresó el  1987, año en que abrió esta área, y que coincidió con su egreso de la carrera de Enfermería. “Estaba feliz de participar desde los inicios, hicimos las normas de trabajo, ver la distribución física de los insumos y recibir a los primeros niños, fue muy emocionante”.

Desarrolló sus funciones en pediatría en sala los primeros dos años, luego pasó a ser parte del equipo que funciona en la UCI, ahí estuvo 21 años, hasta que en el año 2010 fue invitada a ser parte del Área de Trasplante Pediátrica, donde se desempeña hasta hoy.

La generosidad como motor

“En la UCI vi dos caras de la moneda, tuvimos la posibilidad de conocer donantes niños y eso siempre lo encontraba de una riqueza espiritual, de amor y de generosidad tan grande y por otra parte, ver la necesidad de muchos niños que requerían trasplante”, así nos comienza a relatar cómo se gestó su llegada al equipo pediátrico de trasplante.

En esta etapa le ha tocado vivir varias experiencias, todas relacionadas con la inmensa generosidad y amor que destacan a quienes son parte del proceso de trasplante en niños, “cada vez que un niño te regala una sonrisa, porque se está recuperando, es lejos lo más satisfactorio. Acá siempre luchamos para ellos puedan volver a su hogar y ver a las familias reunidas. Cada logro de nuestros niños, una vez trasplantados, son los mejores regalos que podemos recibir”.

Pero como hay momentos bellos, también ha vivido algunos más difíciles, “yo no podría trabajar en esto, si mi trabajo no lo ofreciera a Dios y fuera un instrumento de Él cada día. Cumplir funciones en trasplante, es estar siempre en contacto con la vida y la muerte, trato que las relaciones con las familias, siempre sean basadas en la honestidad, trato de estar ahí, hacer que las familias sientan que pueden contar conmigo, para los momentos de alegría y de dolor”.

El fin de una etapa

Este año Paulina Dellepiene cumple un ciclo y dejará sus funciones de enfermera en nuestra Red, “espero que hayan sentido el cariño en mi trabajo diario. Trabajar como enfermera ha sido un verdadero privilegio, da la oportunidad de acompañar en el dolor y la alegría, nos ayuda a ser mejores personas”, de esta forma quiere que sus compañeros de trabajo la recuerden y destaca la importancia de haber escogido el camino de la Enfermería.

Para finalizar nos cuenta cuál es su hobbie preferido en la vida, y seguramente, una vez que deje su cargo de enfermera, podrá dedicarse a éste con la pasión que la ha caracterizado. “Amo la naturaleza y la tierra, uno de mis hobbies que he ido desarrollando, es la jardinería. Tengo mi compost disfruto con mis manos en la tierra, viendo brotar y florecer lo que uno cuida”.