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Conociendo más: al Dr. Jaime Labarca

18/08/2020

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Todos cumplimos un rol específico en nuestro trabajo, pero nuestras vidas van más allá de lo laboral. Por esta razón, queremos mostrar otros aspectos menos conocidos de quienes forman parte esencial de la Red de Salud UC CHRISTUS, nuestros médicos, independientemente del cargo y las diversas funciones que desempeñan.

​En esta oportunidad conoceremos más al Dr. Jaime Labarca, infectólogo y Jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Adulto de la Facultad de Medicina UC, quien se sometió a nuestro cuestionario.

El Dr. Jaime Labarca nació en Santiago en 1958 en el sector de Quinta Normal, donde su papá era médico de barrio y su mamá dueña de casa. Es el tercero de 4 hermanos, y la cuarta es la mujer. Está casado con la Dra. Trinidad Hoyl con quien tiene 4 hijos, 3 mujeres y el menor es hombre.

¿Dónde estudió?

Estudié Medicina en la U. de Chile y luego me fui de general de zona 5 años a San Vicente de Tagua Tagua. Lo pasé muy bien, aprendí mucho y luego volví a hacer la beca a la UC. Al terminar me uní al incipiente grupo de enfermedades infecciosas, que hoy en día es un grupo de 7 académicos. Junto a mi señora estudiamos dos años y medio en Estados Unidos en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), ahí ella hizo geriatría y yo investigación en Infectología.

¿Si pudiese cambiar a otra especialidad, a cuál sería?

Encuentro que son súper atractivas las especialidades que tienen el componente médico-quirúrgico, porque tienen mucha relación con el paciente. Entre ellas, me gusta dermatología, otorrino, que son especialidades bonitas, interesantes. Sin embargo, desde tercer año de medicina me interesó la medicina interna (o alguna de las subespecialidades) y nunca cambié de idea.

¿Cuál es su pasatiempo favorito?

He pasado por varias etapas. Desde la pintura, la astronomía y los árboles ornamentales. Pero en los últimos años, por un tema de casualidad, acompañando a mi hijo que junto a sus compañeros hicieron una banda, los papás nos entusiasmamos y decidimos también hacer una. Ahí me dijeron que tenía que aprender a tocar batería, después de los 50 años. Entonces hace 5 años que partí de cero tocando batería y aprendí y todavía estoy en una fase muy inicial. Ha sido súper entretenido e incluso formamos una banda también dentro de la Escuela que tiene como 7 integrantes, de distintos departamentos y tiene bastante continuidad para ensayar y hacer presentaciones dentro de la escuela. Siempre hay alguna oportunidad para tocar.

Si pudiera erradicar una enfermedad, ¿cuál sería?

Si me preguntas hoy, erradicaría el COVID-19, que ha afectado la vida de tanta gente en el mundo y su impacto ha sido tremendo.  Como ninguna otra enfermedad en los últimos años ha impactado de manera tan rápida y brutal a toda la humanidad, no solo en lo sanitario, sino también en lo económico y social. Si me lo hubieras planteado hace 6 meses, probablemente el VIH, que trae mucho sufrimiento y soledad. Otra es la diabetes y sobre todo aquellas que son más serias, porque alteran mucho la calidad de vida de las personas.

¿Qué rasgos de su personalidad destacaría?

Creo que mi principal rasgo es que soy súper optimista, de pensamiento positivo. Cuando ocurre algún problema, pienso que la persona no lo quiso hacer, que quizás algo pasó, siempre estoy mirando el lado bueno. Cuando algo malo me pasa, digo bueno, es porque va a haber algo positivo, eso me hace estar más contento con la vida y conmigo mismo. Eso hace también que tu actitud sea mejor y al tener una actitud mejor, en general te llegan cosas positivas. Es una cadena de reforzamiento positivo, uno tiene que sentirse contento con lo que tiene.

¿A qué lugar especial o favorito volvería sí o sí?

El lugar que más me ha gustado en términos de vida y de imagen es Grecia y es donde me gustaría volver. Eso antiguo maravilloso combinado con islas, con una manera de vivir muy simple. Otro lugar muy hermoso es Tierra Santa, todo lo que evoca y uno ha aprendido desde chico se hace carne, se hace realidad.

¿Invierno o verano?

Antes de los 50 años me gustaba mucho el verano. Ahora valoro el invierno, la lluvia, la chimenea, cuando se puede, fuera de Santiago. Me gusta el invierno porque te invita a otras cosas, a estar en familia, a ver una película o leer un libro.

¿Algún desafío laboral pendiente?

La sensación que tengo es que, si miro para atrás, lo que yo esperaba de mi desarrollo profesional, he sobrepasado con creces mis expectativas, porque es parte de ese pensamiento positivo, que yo digo, yo soy feliz con mucho menos. Y resulta que no, que he crecido dentro de la universidad, me siento súper contento muy reconocido y querido. En ese ambiente me he desarrollado y además he llegado a tener cargos de responsabilidad que jamás habría pensado. Todo lo que me ha pasado ha sido mucho más de lo que yo me habría esperado.

En relación con la vida profesional, quizás lo que me hace más feliz hoy, es tratar de responder a las expectativas de los más jóvenes, de los becados, de los que un día llegan y que después siguen en contacto para siempre con nosotros. Poder ser ese guía, ayudarles a que tengan un mejor desarrollo profesional y que en definitiva sean personas más felices.

¿Tiene algún placer culpable?

Me encantan los clubes de Toby, los asados con los amigos. Soy bien sociable, tengo varios, que es mucho más que comer carne, es una dinámica de juntarse, conversar, reírse, olvidarse de los problemas y tener un rato de ocio social.  

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