Aunque no era una actividad familiar, el Dr. Julio Espinosa creció pensando en fútbol. Actualmente es traumatólogo con una subespecialidad en rodilla, un mundo al que ingresó tratando de conjugar su pasión deportiva con lo profesional y en el que pudo finalmente concretar este año uno de sus sueños laborales pendientes: poder ser parte de un equipo deportivo. Julillo, como lo conocen sus amigos desde la universidad, es miembro del staff médico de la Universidad Católica. 

Está casado y tiene cuatro hijos, pese a estar rutinariamente en el calor del deporte, su principal triunfo sigue siendo su familia, con quienes prefiere realizar actividades al aire libre y un típico asado o visitar Pichilemu, lugar que más le gusta ​​en el mundo. Se considera una persona perseverante y disciplinada, con un slogan de vida que se traduce en “pasión y lealtad".  

¿Qué cree que sería hoy si no hubiese sido médico? 

Futbolista. Soy delantero. Aunque en casa a mi papá no le gustaba el fútbol, desde siempre a mí me ha gustado; si no juego profesionalmente es porque realmente no lo intenté… bueno, tampoco tengo mucho talento en el área (risas). 

¿Equipo preferido? 

Universidad Católica. Desde que tengo recuerdo ​soy hincha de la UC. Era el mayor de mis primos y con el tiempo todos terminaron siendo hinchas. También sigo casi todas las ligas europeas.  

¿Jugador favorito?

Gary Medel. Me gusta mucho la pasión con la que vive el futbol, es un defensa con mucha garra y corazón, y es ​​fanático de La Católica. 

¿Un partido que recuerde? 

Recientemente me tocó estar en la cancha cuando La Católica clasificó en el último minuto para la Copa Suramericana. Fue muy emocionante estar en el camarín y haber sido parte de algo así. También recuerdo los partidos del Barcelona cuando estuve en España estudiando cirugía compleja de rodilla (con el club): es muy impresionante la pasión que se vive, pero sin perder el orden y el respeto dentro del estadio. 

¿Una lesión que le impresione? 

Me preocupa mucho la alta frecuencia de desgarros posterior a la pandemia no solo en La Católica, sino en Chile y en el mundo. Básicamente, esto se triplicó con respecto a lo que era normalmente, debido al gran tiempo que debieron permanecer los deportistas sin realizar sus actividades físicas normales. 

¿Algún desafío laboral pendiente?

Progresar en la carrera académica y, ojalá, llegar a ser médico de la selección chilena de fútbol. 

Si pudiese lograr que sus pacientes cumplieran una indicación a pie juntillas, ¿qué sería? 

Que cumplan el tiempo de reposo deportivo. Cuesta más de lo que se cree, porque siempre las ganas de retornar a las actividades son mayores y pueden hipotecar el resultado de un tratamiento médico, sea este quirúrgico o no. 

¿Cuál cree que podría ser el momento más duro en la carrera de un médico?

El enfrentarse a urgencias reales, que algunas veces tienen un desenlace que no es el que queremos, pese a poner todo nuestro esfuerzo y nuestro conocimiento para poder resolverlas. 

Durante la pandemia, ¿cuál fue el momento más desafiante? 

Más que desafiante, fue muy satisfactorio realizar turnos voluntarios… poder ayudar a mis colegas que estaban en la primera línea. Estuve en el servicio de Urgencia de Clínica San Carlos de Apoquindo ejerciendo como médico voluntario. 

¿En que se parece el fútbol a la medicina?

Creo que en ambas debe existir un trabajo en equipo para poder tener un resultado exitoso. Por mucho que uno tenga todo el conocimiento en su ámbito médico, si no se cuenta con un equipo capacitado, lo más probable es que el resultado no sea el óptimo. En el fútbol pasa lo mismo, el jugador talentoso no puede realizar su juego si los defensas y mediocampistas no recuperan la pelota.