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Sebastián Bravo: "En cuidados intensivos, cada decisión puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte"

12/05/2025

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Desde su formación hasta su liderazgo durante la pandemia, el doctor ha dedicado su vida a la medicina intensiva, guiado por la empatía y el compromiso con sus pacientes y sus familias.

Nacido en Santiago el 12 de febrero de 1978, es el hermano mayor de tres. Su vocación por la medicina surgió del deseo de ayudar a otros, aliviar el sufrimiento y devolver la salud.

 

¿Qué lo motivó a especializarse en medicina intensiva?

Siempre me atrajo la idea de poder ayudar a las personas en su momento más vulnerable, donde cada elección puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

¿Cómo fue su proceso formativo?

Soy nacido y criado en la UC. Realicé mi pregrado en la Escuela de Medicina UC, luego hice mi formación como médico internista durante tres años y luego realicé mi subespecialidad en cuidados intensivos también en la UC. Devolví mi formación en cuidados intensivos en el Hospital Sótero del Río durante cuatro años y posteriormente regresé al Hospital Clínico.

¿Qué aspectos de los cuidados intensivos le apasionan?

Es una especialidad muy fisiológica, que requiere una dedicación absoluta a cada paciente. Con pequeñas intervenciones se pueden lograr grandes cambios.

Durante la pandemia, ¿cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentó liderando la Unidad de Paciente Crítico?

El mayor desafío fue mantener al equipo de salud motivado, hacerles saber que la labor que realizaban era histórica y única, y que había luz al final del túnel.

¿Cómo logró mantener la cohesión del equipo médico en un contexto de alta presión y demanda?

Conversábamos mucho. Cada uno de los intensivistas nos fuimos distribuyendo por el hospital en diferentes servicios para facilitar el cambio a camas UCI. Esto hizo que cada integrante del equipo se sintiera parte de un todo, lo que funcionó de manera muy ordenada, permitiendo atender de buena forma a una cifra extraordinaria de pacientes con excelentes resultados en cuanto a mortalidad y estadía en cuidados intensivos.

¿Qué aprendizajes personales y profesionales obtuvo de esa experiencia?

Fueron muchos, tanto en el sentido profesional como en lo personal, lo más importante. La información a las familias después de una jornada larga de trabajo, para dar noticias buenas o las otras, fue muy significativa en el crecimiento como médicos, en aumentar la empatía y darnos cuenta de lo importante que puede ser un saludo o un "lo lamento mucho" dicho desde el corazón.

En relación a la Comisión ECMO, ¿qué significa para usted haber sido nombrado miembro de esta instancia que asesora al Ministerio de Salud?

Es un privilegio poder participar en esta instancia, donde podemos facilitar la conexión a ECMO a pacientes de extrema gravedad. Ha sido una experiencia enriquecedora, el poder trabajar con otros profesionales a lo largo de Chile, conocer sus experiencias y experticia permite crecer como profesional y adquirir nuevas habilidades. También en las diferencias de criterio y opinión se aprende mucho.

¿Cómo ha evolucionado la medicina intensiva en Chile desde que comenzó su carrera?

Terminé mi residencia hace 15 años. Parece poco tiempo, pero ha habido varios cambios fundamentales. La forma en que ventilamos a nuestros pacientes se ha hecho más precisa y estricta. El manejo del shock séptico ha ido mejorando (nuestro departamento participa directamente con el estudio ANDROMEDA). El monitoreo de nuestros pacientes se ha hecho multimodal, ha irrumpido con fuerza la ecografía al lado de la cama del paciente y, por último, se ha hecho cada vez más rutinario el uso de ECMO en nuestras unidades.

¿Qué valores personales considera fundamentales para desempeñarse en un área tan demandante como la medicina intensiva?

Creo que lo que manda es la empatía. Si uno es capaz de ponerse en el lugar del paciente y su familia, nuestras acciones se realizarán de la mejor manera.

¿Cómo le gustaría ser recordado por sus colegas y pacientes?

Me gustaría ser recordado como un médico preocupado por sus pacientes, familiares y colegas, como una buena persona.

¿Alguna experiencia personal que haya marcado su forma de ejercer la medicina?

Una experiencia reciente que me marcó fue tener a mi papá como paciente en la unidad durante un mes por un accidente vascular. Me tocó justo estar de turno, evaluarlo en la urgencia, recibirlo post pabellón y acompañarlo como hijo y como médico todo ese tiempo. Vivir la experiencia simultánea como familiar y como médico de la unidad fue muy enriquecedor y permitió valorar aún más el trabajo de todo el equipo de salud.

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