Una noticia, como la del tener un cáncer remueve nuestro equilibrio. Se producen una serie de cambios en el paciente y entra en un proceso de, lo que se llama un duelo, en donde lo que acaba de perder es la salud, es una pérdida importante, por lo tanto, el cuerpo y la mente van a reaccionar ante ésta con ciertas emociones como la ansiedad, miedo, tristeza, estado de confusión o shock, incertidumbre, incluso hasta rabia.

Esta sintomatología con el tiempo tiene que irse integrando poco a poco y siendo menos intensa. Cuando se tiene un equipo médico y más claridad de los pasos a seguir, va a servir para que estas emociones vayan modulando su intensidad. Sin embargo, va a ser normal también que vuelvan a aumentar en otros momentos del proceso.

La psicóloga oncóloga, Colomba Prado, nos cuenta que “veces vemos el miedo como un enemigo y no es más que nuestro cuerpo avisándonos que percibe una amenaza y por supuesto que el cáncer lo es. No estamos hablando de un resfrío, por lo que el cuerpo reacciona de forma natural. El miedo tiene la función de ayudarnos a prepararnos y prevenir, a buscar ayuda”.

Factores de por qué existe el miedo

1. Factor social: que influye en nuestra percepción del cáncer y de lo que viene, este es el estigma que tiene. Hoy, sigue pasando que asociamos cáncer a muerte, y esto hoy depende de qué tipo de cáncer es, en qué etapa, qué tratamientos se ofrecen, cómo se reacciona a ellos, entre otros.
2. Factor comparativo: hay tantos casos de personas que han vivido o están viviendo un cáncer que casi siempre hay un “otro” con el cual nos comparamos; el amigo de, el primo del vecino que tuvo cáncer, etc.
3. Factor informativo: Ante el miedo y a la incertidumbre, por instinto se buscan certezas, pero en vez de hacerlo en fuentes adecuadas se suele acudir a buscadores para resolver todas las dudas e informarse, o más bien, sobre informarse. Entonces, el miedo se vuelve no grande, sino que enorme.

¿Qué hacer frente a esta situación?

“Lo importante es saber navegar ese sube y baja de emociones e identificar cuáles son las herramientas que tengo. Muchas veces no sabemos cuáles tenemos y parte de tener apoyo psicológico en este proceso se trata de eso, identificar y nombrar cuáles son esas herramientas y sino, ayudar a elaborarlas”, explica la especialista.

El primer paso para seguir sería que la persona se permita sentir el vaivén de emociones, el segundo sería identificar las herramientas o recursos que ayuden a ese sentir. El apoyo de psicología en este contexto de enfermedad surge como un espacio que pueda ser de ayuda tanto para la persona como para sus familiares. “Por otro lado, lo que siempre destaco es que nosotros trabajamos con la palabra y con el vínculo que generamos, entonces si no te gusta, no te sientes cómodo, por favor convérsalo con tu profesional y busca ayuda nuevamente. El mismo profesional puede ayudarte a buscar a alguien con quién te sientas escuchado y a gusto”.